Cada año, entre septiembre y marzo, los pescadores de Taiji conducen a cientos de delfines hacia la bahía para venderlos o matarlos.
Las ventas de delfines y pequeños cetáceos capturados en la localidad japonesa de Taiji aumentaron casi un 40 por ciento tras la última temporada pesquera en sus costas, pese a la prohibición que pesa sobre la adquisición de estos ejemplares.
Temporada. Los pescadores de la localidad, criticada por la crueldad de sus métodos de captura, se hicieron con 936 cetáceos durante la temporada de pesca iniciada en septiembre pasado y concluida en abril, sólo un ejemplar menos que en la temporada previa, según datos de la prefectura de Wakayama (sur) recogidos por la agencia Kyodo.
Cuna. Del total, 117 cetáceos -frente a los 84 de un año antes- fueron vendidos a distribuidores y acuarios no afiliados a la Asociación Japonesa de Zoos y Acuarios (JAZA), que prohibió en mayo de 2015 a sus miembros comprar esos mamíferos marinos capturados en la costa de Taiji, considerada la cuna de ese tipo de pesca en Japón.
La JAZA tomó esta decisión después de que la agrupación mundial de esas instalaciones (WAZA) amenazara con expulsar a la entidad nipona si seguía permitiendo estas adquisiciones.
Preocupante situación. A pesar de ello, la demanda de delfines y pequeños cetáceos procedentes de Taiji, donde se practican estas capturas desde hace décadas, se mantuvo en 150, más o menos la misma cifra que en los últimos años, dado que la prohibición sólo afecta a los 89 zoos y 62 acuarios que integran la JAZA, según los datos.
Tradición. Los delfines y pequeños cetáceos se pescan en Taiji mediante un método tradicional creado en este pueblo por el cual varias embarcaciones crean un muro de sonido que empuja a los ejemplares a la bahía en la que son seleccionados y luego arponeados.
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