Autoridades y ciudadanos de Camboya reaccionaron con indignación ante la elección del museo Tuol Seng como lugar para jugar Pokémon Go.
La elección del museo del genocidio "Tuol Sleng" en Phnom Penh (Camboya) como una de las ubicaciones para jugar a Pokémon Go ha provocado la sorpresa e indignación de supervivientes y autoridades del lugar, informan este medios locales.
Gimnasios y pokeparadas. El que fue el centro de tortura principal del régimen del Jemer Rojo (1975-1979), donde al menos 12.000 personas fueron enviadas a su ejecución, alberga dos "gimnasios" para pokemon y cuatro "pokestops" desde el pasado sábado, cuando la aplicación fue lanzada en Camboya. "No deberían venir a jugar aquí. No está bien. Este sitio está lleno de desgracia y sufrimiento", dijo Chum Mey, uno de los escasos supervivientes de la prisión al diario local Cambodia Daily, cuya mujer e hijo fueron asesinados en la masacre que recuerda el lugar.
Jugadores en el lugar.Tanto la prensa local como los guías del museo interceptaron a varios turistas y residentes jugando dentro de las instalaciones de la también llamada cárcel S-21. "No lo creo (que sea apropiado), es un sitio muy serio", opinó por su parte un turista taiwanés en el Southeast Asia Globe. El director del museo, Chhay Visoth, aseguró al Cambodia Daily que "si lo hubiésemos sabido, no les hubiésemos permitido la entrada", aunque lamentó la dificultad a la hora de controlar el uso del videojuego.
Videojuego polémico. Niantic ha sido criticada anteriormente por seleccionar como ubicaciones para Pokémon Go el campo de concentración de Auschwitz en Polonia, el Museo Memorial del Holocausto en Estados Unidos y el Memorial de la Bomba Atómica en Hiroshima, Japón. La compañía ha retirado las dos últimas localizaciones del juego aunque todavía no ha respondido a las críticas que han surgido en Camboya. Cerca de 1,7 millones de personas murieron en Camboya durante el régimen del Jemer Rojo a causa de los trabajos forzados, las enfermedades, la hambruna y las purgas políticas, en busca de una utopía agraria comunista. EFE
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