En el ataque “deplorable y vil”, que según la Justicia de China fue deliberado, fue contra un grupo en el que iban unos 60 niños. El tribunal también detalló las circunstancias previas al crimen.
El hombre que acabó con la vida de seis menores e hirió a otras veinte personas al atropellarlas deliberadamente a la salida de una escuela en noviembre de 2018 fue condenado a muerte, informó la agencia oficial china Xinhua. Han Jihua, un desempleado de 29 años, arrolló con su vehículo a un grupo de más de 60 niños y sus dos profesores mientras cruzaban la calle en la ciudad de Huludao (región de Liaoning) el pasado 22 de noviembre, tras lo que huyó, aunque fue detenido apenas una hora después.
El tribunal consideró que el delito fue "premeditado y motivado por quejas y hostilidades contra la sociedad derivadas de dificultades financieras y complejidades en las relaciones interpersonales y conyugales". Los medios chinos publicaron apenas un día después del atropello que el autor del ataque estaba "alterado" tras una discusión con su esposa. La decisión de sentenciarlo a morir se debió, según el tribunal, a "la naturaleza del delito y a su impacto social".
“Deplorable y vil”
La Justicia china explicó, en su sentencia difundida este lunes, que el móvil fue "deplorable y vil" y que Han lo llevó a cabo de forma "atroz". Tras los hechos, la Policía describió al hombre como una persona con un perfil introvertido, paranoico, de mentalidad estrecha y con tendencias suicidas. En el suceso, registrado en imágenes grabadas desde una cámara de seguridad y difundidas en redes sociales, se puede apreciar cómo el vehículo se desvía y arrolla a gran velocidad a una multitud frente a la escuela.
Pese a que China trata de mantener siempre su imagen de país seguro, los ataques en centros escolares son bastante comunes y este incidente se suma a otros ocurridos en los últimos meses, el último de los cuales tuvo lugar el 26 de octubre de 2018, cuando una mujer de 39 años hirió con un cuchillo de cocina a 14 niños en una guardería del municipio de Chongqing. EFE
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