Según la cadena Al Jazeera, el columnista de The Washington Post, murió asfixiado con una bolsa en la cabeza que le colocaron agentes de inteligencia procedentes de Arabia Saudita.
Éstas fueron las últimas palabras con vida del periodista Jamal Khashoggi, crítico del régimen de Arabia Saudita: "Me ahogo, quítame esta bolsa de la cabeza. Soy claustrofóbico". Así lo informó la cadena de noticias catarí Al Jazeera, que tuvo acceso a las grabaciones registradas el pasado 2 de octubre en el consulado de Arabía Saudita en Estambul (Turquía) cuando se asesinó al hombre de prensa.
Según, Al Jazeera, una bolsa de plástico colocada en la cabeza del cronista de The Washington Post, le provocó la muerte. Los agentes encargados de matarlo fueron enviados desde Arabia Saudita y llegaron un día antes de su víctima.
Khashoggi, que vivía en Washington (Estados Unidos), desapareció el pasado 2 de octubre, cuando entró en el consulado saudí en Estambul (Turquía) por unos documentos para su boda con Hatice Cengiz. Ella esperó frente al consulado mientras su prometido hacía los trámites y, al ver que no salía, alertó a las autoridades turcas.
Un grupo de 15 agentes enviados de Arabia Saudita torturaron al editorialista, lo descuartizaron y luego disolvieron con ácido los restos, que finalmente fueron a parar al desagüe, según indica el diario turco Sabah.
Arabia Saudita admitió asesinato de Khashoggi
El Gobierno de Arabia Saudita varias veces negó estar detrás del crimen ante las exigencias de explicaciones por parte de Estados Unidos, su aliado y las sospechas de la prensa internacional, sin embargo después de 17 días, admitió el homicidio.
Las autoridades saudíes hablaron primero de una "pelea" que acabó mal, antes de afirmar que el periodista de 59 años murió durante una operación no autorizada y sobre la que el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán no había sido informado.
El último sábado, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan confirmó la existencia de grabaciones sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y dijo que las compartió "con Arabia Saudí, Estados Unidos, Alemania, Francia, el Reino Unido... con todos".
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, fue el primero en confirmar que tiene en sus manos los audios, gracias a oficiales de inteligencia canadienses que escucharon las grabaciones turcas y agradeció al presidente de este país por colaborar con las investigaciones.
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