El movimiento de los ‘Chalecos Amarillos’, sin líderes o ideología definida, ha puesto en jaque al Gobierno de Emmanuel Macron. Todo comenzó con un video en Facebook.
El movimiento de los "chalecos amarillos", que empezó oponiéndose a la subida del impuesto a los combustibles y que ahora refleja una exasperación social más amplia, sacude a Francia desde hace más de dos semanas. Pese a no tener una ideología definida o líderes visibles, los manifestantes han logrado poner en jaque al Gobierno de Emmanuel Macron. Todo comenzó hace dos meses con un video de Facebook.
El origen: el video de una desconocida
En un video en Facebook, el 18 de octubre, Jacline Mouraud, una desconocida, interpela al "señor (Emmanuel) Macron" denunciando "la caza de los conductores". Este "arrebato" se vuelve rápidamente viral. La petición "Para la reducción de los precios del carburante", lanzada en mayo por Priscilla Ludosky, una vendedora de cosméticos, supera en octubre el millón de firmas. Los llamados a bloquear las carreteras se multiplican en las redes sociales.
Las primeras movilizaciones
El sábado 17 de noviembre, el primer día de protestas, con cortes en las carreteras y autopistas, congrega a unos 290 mil manifestantes en toda Francia, en una insólita acción organizada al margen de cualquier partido o sindicato. Durante la jornada de protestas, una persona fallece y 227 resultan heridas, siete de ellas graves.
El video del origen
"El objetivo que nos hemos fijado es bueno y vamos a mantenerlo", asegura al día siguiente el primer ministro, Édouard Philippe. El ministro del Interior, Christophe Castaner, denuncia el 20 de noviembre la "deriva total" del movimiento. En cuatro días, las protestas dejan 530 heridos y una segunda víctima mortal.
"Segundo acto"
El sábado 24 de noviembre, para el "segundo acto" de su movilización, varios miles de manifestantes se oponen a las fuerzas de seguridad en los Campos Elíseos de París, uno delos lugares más emblemáticos y turísticos de la ‘Ciudad Luz’. Los enfrentamientos causan 24 heridos, 5 de ellos entre las fuerzas del orden, y 101 detenidos.
Castaner señala a los "sediciosos" de la "ultraderecha". Sin embargo, los partidos de la oposición le reprochan al gobierno haber reducido el movimiento a la violencia sin pensar en las reivindicaciones. Un balance oficial provisional registra más de 106.000 manifestantes en Francia, 8.000 de ellos en París.
Encuentro fallido con el Gobierno
El martes 27 de noviembre, Emmanuel Macron anuncia que quiere adaptar la fiscalidad de los carburantes a las fluctuaciones de los precios, así como organizar una "gran concertación" a nivel nacional. Dos figuras de los "chalecos amarillos", Priscilla Ludosky y Eric Drouet, se reúnen con el ministrio de la Transición Ecológica, François de Rugy.
Tras la entrevista, poco convencidos, los "chalecos amarillos" hacen un llamado a una nueva manifestación el sábado 1 de diciembre en los Campos Elíseos. El jueves, el primer ministro recibe por primera vez a un "chaleco amarillo". Al día siguiente, dos más se entrevistan con él, pero uno de ellos abandona el lugar rápidamente porque la reunión no es difundida en directo.
El caos en París
El sábado 1 de diciembre, la tercera gran jornada de movilizaciones deriva en violentos incidentes en varias ciudades de Francia y sobre todo en París, donde en el Arco del Triunfo y varios barrios acomodados se producen escenas de guerrilla urbana. Hay un tercer muerto por la violencia.
Unos 136.000 manifestantes participan en las protestas en todo el país, menos que el sábado anterior, después de que las autoridades revisaran el balance a 166.000. Se registran unos 263 heridos y, en París, se llevan a cabo 370 detenciones.
Reuniones de crisis
A su regreso del G20 en Argentina, Emmanuel Macron convoca el 2 de diciembre una reunión de crisis en el Palacio del Elíseo. En el periódico Journal du Dimanche, 10 "chalecos amarillos libres", entre ellos Jacline Mouraud, llaman a una "salida de crisis". En Marsella (sur), una mujer de 80 años sucumbe a las heridas sufridas por el lanzamiento de una bomba de gases lacrimógenos al margen de los incidentes.
El 3 de diciembre, Edouard Philippe recibe a los jefes de los principales partidos políticos. En todo el país, continúan los cortes de carreteras y los bloqueos de los depósitos de combustible, y aparecen los primeros reportes de escasez del mismo. Los "chalecos amarillos" llaman a nuevas manifestaciones para el sábado 8 de diciembre. Impulsado por esta contestación, un movimiento de estudiantes de secundaria contra las reformas en la enseñanza perturba el funcionamiento de 188 liceos en Francia.
El Gobierno retrocede, pero la protesta sigue
El martes 4, Edouard Philippe anuncia la suspensión durante seis meses de la subida de los impuestos a los carburantes y del endurecimiento del control técnico de los automóviles. El gobierno también congelará los precios de la luz y el gas "durante el invierno".
El primer ministro también anuncia una concertación a nivel nacional, en la que participarán organizaciones sindicales y patronales, oenegés, autoridades locales y diputados. La oposición y varios "chalecos amarillos" consideran estas medidas insuficientes.
Cuarto sábado de protestas de alta tensión
Los chalecos amarillos participan el 8 de diciembre en el cuarto sábado de protestas, bajo un dispositivo policial "excepcional" formado por 89.000 agentes de las fuerzas de seguridad, 8.000 de ellos en París. También se desplegaron vehículos blindados en la capital francesa. Ante el peligro de que se repitieran incidentes violentos, gobierno, sindicatos y la mayoría de los partidos de la oposición hicieron varias llamadas a la calma.
Tras reunirse este viernes por la noche con el primer ministro, "representantes" de los chalecos amarillos pidieron que la gente no se manifestara en París, donde se cerraron museos, monumentos, comercios y numerosas estaciones de metro en el centro de la capital francesa. Hasta el mediodía, las autoridades anunciaron que hay 700 detenidos por las manifestaciones. (AFP)
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