En el gigante suramericano se desconoce el paradero de unas 80 000 personas. De ese total, se calcula que más del 36% corresponde a menores de edad, en su mayoría adolescentes.
En diciembre, Lucas, Alexander y Fernando salieron a jugar por las calles de Río de Janeiro y nunca regresaron. Ellos forman parte del 30 % de menores adolescentes desaparecidos en Brasil, cifra que prende las alarmas este martes, cuando se conmemora el Día Internacional de los Niños Desaparecidos.
Datos registrados por varias entidades oficiales señalan que en el gigante suramericano se desconoce el paradero de unas 80 000 personas. De ese total, se calcula que más del 36 % corresponde a menores de edad, en su mayoría adolescentes.
El hecho de que Brasil no cuente con un consolidado nacional detallado, unificado y actualizado sobre desapariciones, dificulta las búsquedas e impide conocer la verdadera realidad de este fenómeno en el país, según expertos consultados por EFE.
Pese a no contar con estas herramientas, "hay una percepción de varias autoridades de que el mayor grupo (de desaparecidos) es el de jóvenes que están en el final de su adolescencia", dijo Larissa Leite, coordinadora del programa de desaparecidos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Brasil.
Datos del Sistema Nacional de Localización e Identificación de Desaparecidos del Ministerio Público (Sinalid) confirman esa apreciación al señalar que, actualmente, el 31,65 % de las personas a las que se les perdió el rastro, son menores entre los 12 y los 17 años.
CINCO MESES SIN RESPUESTA
Los tres menores desaparecidos en Río (de 8, 10 y 11 años de edad) salieron a jugar el pasado 27 de diciembre por los alrededores del Castelar, una deprimida comunidad localizada en la zona metropolitana del estado brasileño.
En esa región, narcotraficantes y milicias (grupos paramilitares, conformados en su mayoría por policías y uniformados -activos, retirados o expulsados) a diario se disputan a bala el control del territorio, donde extorsionan y amenazan a quienes no sigan su ley.
Ad portas de cumplirse cinco meses de su desaparición, son pocas las respuestas de las autoridades, que todavía no dan con el paradero de los tres menores, mientras sustentan las labores de investigación con tesis "poco creíbles", según familiares y vecinos de la comunidad.
La semana pasada la Policía capturó a 17 sospechosos y lanzó la hipótesis de que los niños desaparecieron por robar un pájaro de un narcotraficante local, descartando al mismo tiempo, una posible participación de las milicias.
El caso de los tres menores no es el único ni el primero que ocurre en esa región, conocida como Baixada Fluminense, pues allí se registra el 30 % de las desapariciones de menores entre los 0 y 17 años del estado de Río, según cifras oficiales.
"Es una región periférica, pobre y habitada en su mayoría por negros. Es una zona donde este tipo de situaciones ocurre con cierta frecuencia", afirmó a EFE Fabio León, periodista y vocero de la organización "Forum grita Baixada".
LA PANDEMIA AUMENTÓ LA DESESPERACIÓN DE LAS FAMILIAS
Cuando una persona desaparece, los familiares no descansan hasta conocer su suerte o su paradero.
Con la llegada a Brasil de la pandemia, en marzo de 2020, esas rutinas se frenaron, los familiares no pudieron seguir buscando en las calles a sus desaparecidos y fueron invadidos por la desesperación de sentirse impotentes. Esa angustia ocasionó enfermedades que en algunos casos terminaron en muerte, según expertos.
El que sus seres queridos puedan contagiarse y lleguen a morir por el virus ha sido otro tema de preocupación para las familias, que temen que sus seres desaparecidos terminen enterrados como "NN" en una fosa común.
EFE
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