Raúl Castro, de 86 años, se alista para entregar el jueves la presidencia de Cuba a una nueva generación.
Cuba vive una semana histórica en la que cambiará de líder y por primera vez en 59 años no llevará el apellido Castro. Tras doce años en el poder, Raúl Castro (86), se despedirá del sillón presidencial y dará el relevo a una nueva generación de dirigentes con el actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel (57), como favorito para ser el sucesor.
La sucesión, sin embargo, divide a la sociedad cubana. Muchos jóvenes creen que es momento para un cambio. "Ya han pasado muchas generaciones desde que triunfó la revolución, o sea, son personas de otro tiempo, puede ser que hasta un poquito de otro contexto histórico y la sociedad está pidiendo cambio", dice la estudiante Hayla Torres.
Al mando del partido
Desde que los hermanos Fidel y Raúl ganaron la revolución en 1959, la isla ha vivido bajo un estricto control estatal.
La desazón que reina en algunos sectores se debe a que Raúl Castro, si bien ya no será presidente seguirá al mando del partido comunista cubano hasta el 2021. Una especie de garante que frenaría las reformas que intenten democratizar la revolución.
Castro cuenta con el respaldo de los militares y controla los servicios de inteligencia y contrainteligencia. Está a favor de una apertura tímida pero sin dejar de lado la represión. Se calcula que en el 2017 hubo 5,155 detenciones políticas en la isla.
Expectativas
En la víspera de la histórica sesión, el ambiente que se respira este martes en las calles de La Habana es de total normalidad, con los cubanos afanados en su rutina diaria y un tanto cautelosos a la hora de responder a los corresponsales sobre sus expectativas ante el cambio de presidente.
La situación económica, la vivienda, el transporte e incluso la burocracia y la corrupción aparecen entre las preocupaciones que señalan algunos cubanos cuando se les pregunta por las principales necesidades que debería resolver el nuevo presidente.
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