El presidente de Brasil insistió que "todo fue montado". La semana pasada se hizo público unos audios que lo involucran en casos de corrupción y sobornos.
El presidente de Brasil, Michel Temer, dijo que no renunciará, aunque sea imputado por corrupción y obstrucción a la Justicia por la Corte Suprema. El mandatario dijo al diario Folha de Sao Paulo que si lo hace sería interpretado como "una declaración de culpa".
La Corte Suprema abrió la semana pasada una investigación contra del jefe de Estado tras la petición de la Fiscalía. La institución sospecha que Temer pudo haber participado en delitos de corrupción, obstrucción a la Justicia y organización criminal.
La crisis. La Fiscalía sustentó la apertura de investigación de acuerdo con los testimonios de varios ejecutivos de la multinacional cárnica JBS. En un acuerdo de colaboración judicial, los empresarios confesaron haber sobornado a más de 1.800 políticos de más de 28 partidos.
Sobre Temer, uno de los dueños de la empresa, Joesley Batista, afirmó que le paga sobornos desde 2010. En dos años, llegó a entregarle una "mesada" de 100.000 reales (unos 29.500 dólares) por diversos "favores" en el Ministerio de Agricultura. El director de JBS, Ricardo Saud, aseguró en su declaración que Temer pidió y recibió más de 5 millones de dólares para las elecciones de 2014.
El audio. También hay una grabación de una conversación de Batista con Temer. En la reunión Batista comenta que busca "favores" para JBS en ministerios o que soborna a un exdiputado preso por corrupción y cercano al gobernante. En el audio, Temer asiente o simplemente escucha en silencio. Esto ha dado base a sospechas sobre una posible omisión frente a hechos ilegales.
Temer apuntó que eso no significa que cometiera prevaricación: "Escucho a mucha gente y mucha gente me dice las mayores tonterías que no tengo en cuenta. Confieso que no tuve en cuenta esa bobada. (...) Mis respuestas eran monosilábicas".
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