Gran parte de Gaza depende de la ayuda alimentaria que antes entraba en el territorio. Ahora, tras 4 meses de asedio de Israel, los habitantes están cada vez más cerca de la hambruna, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Como muchos palestinos en el norte de Gaza, Shadi Jenina tuvo que recurrir a medidas desesperadas para evitar que sus cinco hijos pasen hambre debido al conflicto entre Israel y Hamás, como hacer harina con comida para animales.
La Franja de Gaza, gobernada por el movimiento palestino Hamás desde 2007, ya era uno de los lugares más pobres de Oriente Medio antes de que estallara el conflicto, luego de que el grupo islamista lanzara el ataque del 7 de octubre en el sur de Israel.
"Buscamos comida para pájaros, animales y ganado como cebada, maíz, trigo y forraje. Los molemos y hacemos harina", explica Jenina, de 40 años.
"El pan es seco e inadecuado para los humanos, pero nos vemos obligados a comerlo", detalla a la AFP, agregando que lucha por alimentar a sus hijos.
Gran parte de Gaza depende de la ayuda alimentaria y antes entraba en el territorio en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de sus 2,4 millones de habitantes.
Pero ahora, después de más de cuatro meses de guerra, los habitantes están cada vez más cerca de la hambruna, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
La situación en el norte del territorio costero es particularmente grave, y los organismos internacionales de ayuda no pueden entrar.
Desde el comienzo de este año, Israel sólo permitió el ingreso a 12 de las 77 misiones de evaluación para las que la ONU pidió autorización, destinadas a determinar las necesidades de la población en el norte de Gaza.
"Hay unas 300.000 personas en el norte y no tengo ni idea de cómo sobreviven", subraya Andrea De Domenico, jefe OCHA, la agencia humanitaria de la ONU en los territorios palestinos.
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Morir de hambre
En los últimos días, la organización sin fines de lucro World Central Kitchen, que hacía miles de comidas al día, dijo que se había visto obligada a abandonar la ciudad de Gaza hacia Rafah en el sur.
Rafah, en la frontera con Egipto, se convirtió en las últimas semanas en un vasto campamento para unos 1,4 millones de personas, en su mayoría desplazados por los incesantes bombardeos de Israel.
Israel, sin embargo, está preparando una invasión terrestre en Rafah, lo que provoca temores de un baño de sangre.
Dado que Egipto se niega a albergar a civiles palestinos en su lado de la frontera, la cuestión es cómo hacer retroceder a más de un millón de personas hacia el norte para evitar que queden atrapadas en la lucha.
"Es una pregunta que nos hacemos", señala De Domenico. "No hay una solución a corto plazo. Lo que está claro es que una invasión terrestre en Rafah tendría consecuencias peligrosas", destaca.
Antes de la guerra, unos 500 camiones que transportaban diversos productos entraban a Gaza todos los días. Desde entonces, las cifras rara vez superan los 200, a pesar de la enorme demanda.
Israel reforzó los controles sobre los camiones que entran en el territorio para evitar que lleven armas a Hamás -y que los líderes del grupo salgan-, lo que limita el flujo de ayuda.
Además, grupos de extrema derecha israelíes bloquean camiones en el punto de entrada a Gaza, y la ONU tiene que tener expertos en explosivos a bordo, debido a que hay muchas municiones sin explotar en el norte.
"Vamos a morir de hambre, no por bombas o misiles", comenta Mohamed Nasar, de 50 años, de Jabalia, en el norte de Gaza.
(Con información de AFP)
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