El viceministro iraní de Exteriores para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Kazem Gharibabadi, señaló que las negociaciones con Estados Unidos deben garantizar los derechos de su país en el ámbito nuclear.
Irán aseguró que sus posturas de principios en unas posibles nuevas negociaciones nucleares con Estados Unidos no cambiarán respecto a antes de la guerra de 12 días, y que no aceptará las “demandas excesivas”, como el cero enriquecimiento o la limitación de su programa de misiles.
“Si las negociaciones se llevan a cabo, nuestras posturas de principios no cambiarán con respecto a antes de la guerra”, afirmó el viceministro iraní de Exteriores para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Kazem Gharibabadi, en una entrevista con la televisión estatal a última hora del domingo.
El diplomático iraní dijo que en las negociaciones se deben garantizar los derechos de Irán en relación con el levantamiento de las sanciones y en el ámbito nuclear.
Irán sigue insistiendo en su derecho al enriquecimiento de uranio, aún después de la guerra de 12 días con Israel, en la que intervino también Estados Unidos para atacar las instalaciones nucleares de Fordó, Natanz e Isfahán, el 22 de junio.
“Estamos más determinados en defender los derechos de Irán y no nos sentimos débiles”, agregó el viceministro iraní.
Gharibabadi dijo que, en caso de nuevas conversaciones con Washington, su país negociará desde la “desconfianza”.
“Nunca nos sentamos a la mesa de negociación con optimismo y confianza en la otra parte”, aseveró.
Condiciones de Netanyahu
Estas afirmaciones llegaron un día después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunciara en una entrevista con la cadena estadounidense Fox News tres condiciones para cualquier posible acuerdo con Irán.
“Cero enriquecimiento de uranio, ningún misil balístico más allá de lo permitido por los tratados internacionales y ningún eje terrorista”, afirmó Netanyahu, más de dos semanas después del alto el fuego con Irán.
Israel lanzó una guerra contra Irán la madrugada del 13 de junio, en la que murieron unas 1 000 personas en el país persa, incluidos decenas de altos cargos militares y científicos nucleares.
Teherán, a su vez, respondió con el lanzamiento diario de misiles contra territorio israelí, causando 40 muertos.
El 22 de junio, EE. UU. también se involucró en el conflicto atacando las tres principales instalaciones nucleares iraníes.
Dos días más tarde, las partes aceptaron una tregua anunciada por el presidente estadounidense, Donald Trump.
El conflicto tuvo lugar en medio de las negociaciones nucleares que Irán y EE. UU. estaban entablando desde el 12 de abril, en las que hubo pocos avances debido a las divergencias, especialmente sobre el enriquecimiento en el país persa.
Washington demandaba el cero enriquecimiento, algo que Teherán consideraba una línea roja.