El recorrido del papamóvil fue flanqueado por una "valla de luz" formada por los teléfonos celulares de miles de mexicanos que lo esperaban en las calles.
El papa Francisco llegó el viernes a México en medio de la gran algarabía de la población azteca. Cientos de fieles llegaron hasta el aeropuerto para recibirlo y otros miles se apostaron en las calles para ser testigos de su primer recorrido por la capital mexicana.
Como sucedió en el pasado con Juan Pablo II, que estuvo en tierras mexicanas en cinco ocasiones, y en menor medida con Benedicto XVI, que llegó solo una vez, la calidez de los mexicanos fue la protagonista de la bienvenida al pontífice procedente de Roma con una breve pero histórica escala de unas horas en Cuba.
Después de que el avión por fin aterrizara y al son del "Cielito lindo" tocado por un grupo de mariachi, el aparato frenó frente a la alfombra roja en la que lo esperaban Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera.
El santo padre bajó tranquilamente la escalinata, al pie de la cual saludó a Peña Nieto, que le estrechó la mano, y después a Rivera, con los que intercambió sonrisas en varias ocasiones mientras caminaba por la alfombra.
Cuatro niños vestidos con trajes típicos de los estados de Oaxaca (de tehuano), Puebla (china poblana), Veracruz (jarocho) y Jalisco (charro) le entregaron un cofre con tierra de los 32 estados mexicanos para que la bendijera.
Tras los protocolos subió al papamóvil para ir la Nunciatura mexicana, recorrido que fue flanqueado por una "valla de luz" formada por los teléfonos celulares de miles de mexicanos apostados en las calles para recibirlo, entre carteles y banderolas de bienvenida.
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