Se estima que podría haber un 15% más en el presupuesto para atender a la población si se eliminara la corrupción en los gastos del Estado y también si se hicieran las compras de manera más rápida y eficaz.
En medio de la crisis generada por la pandemia, la eficiencia del Estado se vuelve indispensable para garantizar servicios básicos para todos los peruanos, como el agua potable, alcantarillado o desagüe, energía eléctrica, entre otros. Sin embargo, en el Perú existe una demanda insatisfecha de estos servicios, bienes y derechos porque no llegan en la calidad ni cantidad necesaria.
Estos servicios básicos se deben ofrecer de manera eficaz, explica Carlos Casas, decano de la facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico. Esto quiere decir que el Estado debe brindarlos al menor costo posible, pero sin dejar de lado la calidad. Al hacerlo de forma eficiente, el Estado tendrá más capacidad de dar otros servicios.
La eficiencia del Estado Peruano
¿Cuál es la mayor dificultad? El especialista afirma que el Estado puede contratar a diversas empresas o personas para brindar los servicios que la población necesita como colegios, postas, carreteras, entre otros. El problema, explica, es que en el caso peruano no se compra o contrata bien por falta de capacidad.
“Los sistemas tienen procedimientos que son engorrosos, elevan precios y son poco transparentes. No se hacen compras a menor precio por la falta de capacidad y gestión”, indica Casas.
Al no ser eficiente, el tiempo para llevar los servicios a las personas se hace mucho más largo de lo que debería. Además, otro factor que hace ineficiente al Estado, es la corrupción que rompe, ensucia y demora los proyectos, añade.
“Se estima que podría haber un 15% más en el presupuesto para atender a la población si se eliminara la corrupción en los gastos del Estado y también si se hicieran las compras de manera más rápida y eficaz”, sostiene Casas.
¿Cómo podemos mejorar?
Lo primero que Casas identifica es la necesidad de capacitar a las personas que trabajan dentro del Estado. Se necesita tener operadores y gerentes públicos que puedan responder de manera eficiente.
Por otro lado, tener trámites más transparentes. Con la transparencia se evita la posibilidad de corrupción. Asimismo, la población puede fiscalizar lo que el Estado hace.
Es indispensable que el Estado converse con la población para entender realmente sus necesidades. Además, de esta forma, las personas saben quiénes son las autoridades encargadas de los diversos servicios y pueden reclamar qué se ha hecho con el dinero, cómo y cuándo.
Por último, el Estado debe tener mediciones de los indicadores. Debe haber indicadores de calidad de vida; entonces, si han mejorado los ingresos y los gastos, debería haber una mejora en esos indicadores.
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