Un 75.3% de los trabajadores peruanos son informales, según el último reporte del INEI. La informalidad tiene consecuencias serias como el incremento de la pobreza y la desigualdad, y la pandemia ha hecho más evidente la necesidad de un cambio. ¿Es posible lograrlo?
La informalidad laboral es un problema que nuestro país viene arrastrando año tras año. Con la crisis sanitaria, la situación ha empeorado y se ha hecho más evidente la necesidad de contar con empleos formales que garanticen los derechos de las y los trabajadores. Al cierre del 2020, un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señalaba que un 75.3% de los trabajadores peruanos eran informales.
Los empleos formales son beneficiosos para todos; no solo crean un ambiente propicio y seguro para quien labora, sino que también contribuyen con la economía del país. Por el contrario, la informalidad tiene consecuencias serias como el incremento de la pobreza y la desigualdad, la menor productividad, la exclusión financiera y la falta de seguridad y beneficios para el trabajador.
En esa línea, el documento “Propuestas de política 2021-2026. Medidas para la creación de empleo adecuado”, elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), indica que un menor crecimiento de las empresas formales trae como consecuencia la contratación de mano de obra poco calificada y con baja productividad; a la vez, esto resulta en salarios bajos y una pérdida de ingresos tributarios.
El informe de IPE menciona también que el ingreso promedio mensual de un trabajador informal (S/950) equivale a menos de la mitad del ingreso de un trabajador formal (S/2 500). Además, la investigación titulada “COVID-19 y shock externo: impactos económicos y opciones de política en el Perú” de GRADE, señala que, en el Perú, los ingresos laborales formales constituyen cerca del 20% de los ingresos monetarios regulares de los hogares, mientras que los ingresos laborales informales, cerca del 50%.
Cuatro puntos para reducir la informalidad laboral
Para salir de la crisis económica que ha dejado la pandemia se necesita que crezca el acceso a empleo estable, con ingresos justos y con protección social, aseguran los expertos. El IPE resalta que el problema central del empleo en el Perú es su baja productividad promedio, además de que los empleos productivos tienen alta carga regulatoria, lo cual hace más costoso mantenerse en la formalidad.
A pesar de las dificultades, el cambio es posible, pero se necesita una sinergia entre el Gobierno y el sector privado. A continuación, señalamos cuatro puntos a tener en cuenta para reducir la informalidad y lograr la generación de empleo de calidad en el país:
1) Adaptar la legislación laboral a las nuevas demandas
La pandemia ha cambiado muchas cosas. En el ámbito laboral, se han establecido normas transitorias relacionadas al trabajo remoto y a la prevención del coronavirus, que incluyen desde cómo regular la jornada laboral y aspectos sobre seguridad y salud en el trabajo a distancia, hasta medidas de bioseguridad en las empresas que tienen personal trabajando de forma presencial. El reporte de IPE indica que estas medidas temporales podrían volverse permanentes, incentivando la contratación formal y generando más posibilidades de empleo.
Carlos Adrianzén, decano de la facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) sostiene que el Estado debe dejar de poner barreras y volcar su fuerza en los incentivos claros. Por su parte, el investigador Miguel Jaramillo, dentro de las Propuestas del Bicentenario de Videnza Consultores, propone una combinación de políticas que refuercen el cumplimiento de las normas y que simplifiquen los requerimientos para acceder a la formalidad.
2) Fortalecer la fiscalización laboral
Es vital tener un sistema efectivo que detecte los casos de informalidad. En esa línea, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) cumple un rol importante, encargándose de supervisar que se cumplan las normas laborales. Solo entre marzo y septiembre del año pasado, durante la pandemia, la entidad registró más de 31 000 denuncias laborales.
Para mejorar la fiscalización, Videnza Consultores propone otorgar incentivos y fijar metas claras, con el fin de que se abarque una mayor cantidad de empresas y con mayor diversidad. Otros puntos a tener en cuenta son la rigurosidad de las sanciones y también el uso de recursos digitales para poner el servicio al alcance los propios trabajadores.
En esa línea, Sunafil incorporó métodos digitales para reforzar su trabajo durante la pandemia. La entidad resalta que, hasta abril de este año, más de 41 000 trabajadores fueron formalizados gracias a los aplicativos “Verifica tu chamba” y “Chequea tu contratista”.
3) Incrementar la capacitación y productividad de los trabajadores
Informes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que, comparado con las principales economías de la región, el Perú posee un nivel de productividad laboral solo superior a Ecuador y Venezuela; además, representa menos de la mitad de la productividad en Chile. Los expertos señalan que esta baja productividad está relacionada con la falta de acceso a servicios básicos, transporte y educación de calidad.
Las recomendaciones de Videnza Consultores incluyen un programa de capacitación con enfoque sectorial para mejorar la inserción de empleos de calidad, el cual debería incluir capacitación en habilidades blandas y genéricas para los sectores con más demanda y productividad.
Para ayudar con este punto, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha implementado una serie de medidas que se aceleraron durante la pandemia e incluyen el Programa Nacional para la Promoción de Oportunidades Laborales “Impulsa Perú”, el cual es gratuito y brinda información sobre oportunidades laborales, capacitación y certificación, así como “Empleos Perú”, lanzada en agosto del año pasado, una plataforma que articula servicios gratuitos que incluyen la capacitación.
4) Trabajar por la formalización de las empresas
Si no tenemos empresas formales, tampoco tendremos empleo de calidad. Las empresas informales tienen menor acceso a crédito bancario ya que no se encuentran debidamente registradas en SUNAT y no cuentan con un respaldo seguro. A la vez, no proporcionan seguridad y derechos laborales.
Algunas de las ventajas de formalizar las empresas implican también tener beneficios tributarios dependiendo del régimen y el estar apto para participar en licitaciones del Estado. En ese sentido, el Ministerio de la Producción (Produce) ha impulsado diversas iniciativas durante la pandemia, como el Programa Nacional Tu Empresa, con el que las micro y pequeñas empresas dispuestas a formalizarse ahorrarán un 90% en sus trámites de constitución.
Adicionalmente a estos cuatro puntos, el “Informe de Competitividad 2021” del Consejo Privado Competitividad (CPC) propone otras acciones concretas para combatir la informalidad. Entre ellas, implementar un régimen laboral temporal para la reactivación económica, simplificar los regímenes tributarios a través de un régimen único de impuesto a la renta e institucionalizar la metodología de actualización de la Remuneración Mínima Vital para darle predictibilidad.
Para lograr un cambio verdadero es fundamental que el Gobierno tenga políticas claras de reactivación económica y de formalización del empleo. Así, los peruanos y peruanas podrán acceder a un trabajo digno y seguro, con todos sus beneficios y derechos.
“Integración al Bicentenario: Construyamos un país mejor”, es organizado por RPP con el apoyo de Enel y Movistar.
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