Los números lo retratan. Entre octubre de 2020 y septiembre de 2021, el ingreso promedio de las mujeres fue de 1 127 soles, mientras que el de los hombres fue de 1 563,6 soles; es decir, el salario de las mujeres representó el 72,1% del salario de los varones. Así lo reportó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en su último Informe Técnico de Estadísticas con Enfoque de Género publicado.
Aunque el Perú ocupa el puesto 62 en el Índice Global de Brecha elaborado por el World Economic Forum, en el indicador de igualdad salarial descendemos hasta el puesto 129 entre los 156 países evaluados. La brecha salarial en nuestro país está presente en todos los grupos de edad, aunque la diferencia es mayor a partir de los 45 años, donde las mujeres reciben apenas el 66,4% de los ingresos de sus pares hombres, según el mismo informe del INEI.
Inacabables y arraigados estereotipos
¿Las mujeres y los hombres tienen el mismo nivel de inteligencia? Un estudio de la revista norteamericana “Science” reveló que, a partir de los seis años, más de la mitad de las niñas (52%) consideraba que la genialidad es una cualidad asociada exclusivamente a los varones. Esta autopercepción es aún más preocupante si se toma en cuenta que en el mismo estudio hecho a niñas de cinco años, el 75% sí relacionaba la inteligencia con su propio género. Es decir, mientras se van insertando en la sociedad, tienden a asociar el concepto de inteligencia a una virtud masculina.
En nuestro país ocurre algo similar: hacia 5° de primaria, mientras que el 45% de los varones cree que es hábil en matemáticas, solo 28% de las mujeres tiene esa percepción, según un informe de Gallego, Molina y Neilson, realizado a 25 mil escolares en Lima Metropolitana en el 2015. Esta diferencia tiende a mantenerse y, hacia 5° de secundaria, solo 16% de las mujeres se considera hábil en matemáticas, señala el reporte.
“A pesar de que los estudios muestran que no hay diferencia de capacidad inicial entre niños y niñas; las niñas, en general, se perciben como menos hábiles en campos como las matemáticas. Y esto se da desde que son muy pequeñas. Entonces, si yo creo que no tengo la capacidad para algo, aunque sea falso, es probable que le asigne menos de mi tiempo, menos de mi esfuerzo o me ponga nerviosa y, finalmente, sea una profecía autocumplida”, explica Paola Del Carpio, coordinadora de investigación de Red de Estudios para el Desarrollo.
Andrea De la Piedra, cofundadora y CEO de Aequales, también considera que los estereotipos de género son la principal barrera con la que las mujeres deben luchar para forjar una línea de carrera ascendente: “Lo primero que hay que entender es que vivimos en una sociedad altamente machista. Y, de alguna u otra forma, hay un reto enorme para que las mujeres entren al mercado laboral, pero sobre todo y en mayor medida, hay un reto para que sigan desarrollándose y subiendo dentro de las posiciones de las empresas”, precisa.
De la Piedra destaca que, de acuerdo con el ranking PAR Latam 2021 donde participaron 233 compañías peruanas, si bien el 76% de las empresas cuentan con políticas de género, lo que representa un incremento de 18 puntos porcentuales respecto al 2020, solamente el 41% de estas había fijado metas y plazos específicos para implementar y ejecutar estas medidas. Es decir, más de la mitad no contaba con un plan de acción afirmativo.
La pandemia como detonante de las desigualdades
En nuestro país, las mujeres dedican 40 horas a la semana a las tareas del hogar, frente a las 15 que entregan los hombres, según la única Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT) realizada en nuestro país en el 2010. Y esto sucede también a nivel global. “Tengo curiosidad por saber qué revelará el encierro sobre el ‘muro maternal’ (la discriminación y limitaciones que enfrentan las madres trabajadoras), que puede bloquear el avance en la carrera”, preguntó la demógrafa social Alessandra Minello durante las primeras semanas de la emergencia sanitaria mundial en la revista Nature.
Como respuesta, de acuerdo con un informe hecho por el sitio web The Lily de The Washington Post seis semanas después del comienzo de la cuarentena generalizada, muchos editores de revistas científicas indicaron haber notado que estaban recibiendo menos artículos por parte de académicas, mientras que advirtieron que los varones estaban publicando más que en años anteriores. La elevada disparidad en la distribución de las obligaciones del hogar generó también que la brecha salarial se incremente.
Según informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluso en los países más desarrollados, la crisis no ha tenido las mismas consecuencias para las mujeres que para los hombres. Esto se evidencia en estudios que reflejaron que, sin el pago de subsidios salariales en Europa, los trabajadores hubieran perdido en promedio el 6,5% de la masa salarial entre el primer y el segundo trimestre de 2020. En el caso de las mujeres, la pérdida hubiera sido de un 8,1% frente al 5,4% en el de los hombres.
Marlene Molero, CEO y confundadora de GenderLab, observa que el retorno a la presencialidad no implicará una disminución en las desigualdades laborales y salariales de género: “Creo que todavía se necesita mucha flexibilidad. En general, las mujeres tienen más observaciones para volver a insertarse en un trabajo presencial bajo las mismas características y condiciones prepandemia, entonces eso va a significar mayor deserción, menor crecimiento, brecha salarial”, explica.
Una brecha más amplia para las madres
Molero destaca que algunas empresas no consideraron el regreso presencial al trabajo hasta que las escuelas vuelvan a abrir, precisamente, con el fin de evitar que el retorno sea mayoritariamente de la población masculina. “El cierre del mercado en general afectó desproporcionadamente a las mujeres. Con la reactivación, las actividades de las mujeres también se reactivaron más lento porque los colegios no se abrían. Entonces, de todas formas, ellas tenían que cumplir con estas labores de cuidado”, comenta.
Mientras que la razón principal por la que las mujeres dejan de trabajar o reducen su carga laboral es por el tiempo que destinan hacia las actividades del hogar, en los hombres, el panorama es distinto: “Las tareas domésticas son la causa más importante de la inactividad laboral femenina. En cambio, cuando un hombre no está en el mercado laboral, en promedio, es porque está estudiando. Hay varios aspectos de la carga en el hogar que se pueden repartir mejor entre hombres y mujeres”, explica Del Carpio.
La economista y coordinadora de investigación de Redes precisa que también debe considerarse la brecha que existe entre las mujeres que son madres frente a aquellas que no tienen la responsabilidad de la maternidad: “No solo en el Perú, sino en muchos otros países existe algo que se llama ‘el impuesto de la maternidad’. Hugo Ñopo y Miguel Jaramillo estimaron que tener un niño en el hogar, amplía la brecha de empleo entre hombres y mujeres en un 10%”, explica.
Así, se calcula una brecha salarial de maternidad y paternidad. “La diferencia salarial entre mujeres madres y mujeres no madres en el Perú puede alcanzar el 13%, según la OIT. Pero en hombres, eso no ocurre. Entre un hombre que es padre y un hombre que no es padre, incluso el hombre que es padre gana más”, revela Del Carpio.
¿Cómo revertir la brecha salarial de género?
Las tres especialistas consultadas por RPP remarcan que una de las causas de esta brecha salarial se explica en la menor presencia de mujeres en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, por sus siglas en inglés), que usualmente son las que generan mayores ingresos. Esta es una disparidad se observa a nivel mundial. De acuerdo con la Unesco, en las carreras TIC (tecnologías de la información) la presencia femenina alcanza apenas un 27% del total, mientras que en el campo de la ingeniería solamente se registra un 28% de participación de mujeres.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se estima que para el 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados a áreas STEM. ¿Alcanzará tiempo para acortar la brecha hasta ese año? De acuerdo con la revista Forbes, si se mantiene el ritmo actual para reducir esta desigualdad, la paridad de género en STEM no llegaría antes del año 2100.
Y, de acuerdo con cifras del Registro Nacional Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (Renacyt), del total de 6 884 investigadores peruanos, los varones representan el 69%, mientras que las mujeres el 31%. En Argentina las mujeres que se dedican a la investigación representan el 51.5%; en Venezuela, el 55% y en Colombia, el 37.5%.
La necesidad de cambiar el paradigma y romper con los estereotipos de género es la clave para romper con estas brechas: “Definitivamente, hay algo que tenemos que corregir y va desde las políticas públicas. El qué podemos hacer desde la escuela, qué podemos hacer para aliviar la carga en el cuidado, podemos pensar en programas sociales, por ejemplo. Pero privadamente también pensar cómo cambiamos culturalmente desde el hogar. Hay mucha sensibilización que hacer al respecto”, explica Del Carpio.
Implementar políticas para promover el empleo femenino, la redistribución equitativa de las labores domésticas y reforzar la fiscalización de políticas salariales de empresas e instituciones son algunas de las iniciativas que se deben ir forjando para alcanzar una equidad salarial, comentan las expertas.
Finalmente, Del Carpio explica que la virtualidad es también una oportunidad para empoderar a las mujeres: “La pandemia nos ha forzado a usar estos instrumentos como el Zoom. Muchas mujeres que todavía están inmersas en el cuidado del hogar pueden aprender sin salir de casa”, sostiene. En esa línea, es recomendable implementar programas para capacitar a las mujeres en campos como la tecnología y carreras más rentables. “Eso también nos permite llegar a una mayor cantidad de personas con un menor costo y sin salir de casa”, puntualiza.
Agradecemos a Red de Estudios para el Desarrollo por los gráficos e información utilizada en este reportaje.
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