Las familias afectadas, cuyos hijos presentan altos niveles de plomo y arsénico en la sangre, señalan que la compañía Volcan no se hace responsable de los impactos negativos en la salud humana y el medio ambiente.
Varias familias de Cerro de Pasco que se encuentran en Lima desde febrero pasado exigen al Estado peruano atender sus reclamos. Sus hijos tienen metales pesados en la sangre y que sería producto de la contaminación en el aire provocada por la minera Volcan.
Un reportaje de Cuarto Poder reveló que, en 2018, en la región Pasco, había 3,323 personas afectadas con hasta 14 metales pesados. De este número, unos 2670 tienen entre los 0 y los 11 años de edad.
"Prácticamente, es doloroso vivir en Cerro de Pasco; es triste para nosotros vivir en esas condiciones de vida", contó Simeón Martín, padre de una menor de 11 años que fue diagnosticada con aplasia medular severa. "No solo la COVID-19 es una enfermedad mortal, también los metales son mortales", remarcó.
El jefe del Instituto de Salud del Niño, Daniel Koc, explicó que el problema de los metales pesados, como el plomo o el arsénico, es que dañan diversos órganos y sistemas. "El plomo, específicamente, puede afectar el sistema nervioso, desde el cerebro hasta los nervios, así como también la parte cognitiva (…). Y el arsénico puede desencadenar cáncer", dijo.
El médico señaló también que es "difícil" que las personas afectadas en su salud por la contaminación minera se mejoren totalmente.
Las familias afectadas aseguraron que la compañía Volcan tampoco se hace responsable del impacto ambiental y que no ha habido reparación para ellos por más de 20 años de extracción minera sin una adecuada fiscalización por parte de los poderes públicos.
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