El vínculo emocional que se genera entre el hijo y la madre desde el vientre es clave en su vida futura porque, entre otras cosas, define su manera de ser. Sin embargo, la participación del papá para generar este vínculo también es importante y no debe ser dejada de lado.
A este vínculo se le conoce como apego y si se genera de manera positiva (es decir, como apego seguro) permite el desarrollo de un estado mental saludable. Un padre amoroso, incondicional y siempre próximo ante cualquier afectación del niño o niña, da seguridad, sentido de pertenencia, empatía, enseña a valorar la vida y proporciona autoestima.
John Silva, gineco-obstetra del Instituto Nacional Materno Perinatal, explica que todo niño tiene la primera relación con su madre dentro del útero donde aprende a identificar su ritmo cardíaco. Este vínculo es fundamental, por eso desde que nace, al niño se le coloca encima del vientre materno para que reciba el calor de la madre y reconozca sus latidos.
“Antes a los recién nacidos se le separaba para medirlos, examinarlos y limpiarlos. Hoy, se le pone encima del vientre de las madres para que reciba su calor, sienta sus latidos y mantenga el vínculo. La ciencia ha comprobado que así el niño se siente más seguro”, comenta. “Este vínculo es muy importante porque le da seguridad, y eso trasciende en su futuro en la toma de decisiones”, agrega.
Pero eso no es todo. Los especialistas consideran que la relación que se establece entre el niño y la madre necesita fundamentalmente de la participación del padre para fortalecer el desarrollo emocional del recién nacido.
“El apego de los padres con el niño al momento de nacer hace que estos niños avancen más que otros que son más temerosos. La idea de familia es importante porque la cercanía del padre permite que la madre sienta seguridad y esa seguridad se le transmite al niño”, refiere Silva.
“Papás Canguro”
La importancia de la relación afectiva de los padres con el niño desde antes y después de nacer permite que los bebés prematuros fortalezcan su desarrollo gracias a la participación directa de ambos padres en su cuidado.
En estos casos, en el Instituto Nacional Materno Perinatal antes de que se declare la emergencia sanitaria, se estuvo utilizando la técnica “Papá Canguro”. En esta, el padre participa como cuidador “piel a piel” y transmite su cariño, calor y emociones al niño, lo que facilita su adaptación a los estímulos externos.
Sobre ello, la doctora Carmen Rosa Dávila, directora de Neonatología del Instituto Nacional Materno Perinatal, considera que esta técnica es muy importante para favorecer el apego con el padre y establecer un fuerte lazo familiar con el recién nacido.
“Esta técnica hace que el padre tenga al niño en el pecho por varias horas. Produce un fuerte lazo afectivo necesario para su fortaleza emocional. Las palabras amorosas del padre son reconocidas por el recién nacido y lo estimula positivamente. Así lo demuestran los estudios realizados a través de la resonancia donde se verifican las ondas cerebrales que genera la voz del padre”, comenta.
Lo útil de la técnica ha llevado a muchos papás a ser más responsables, y a no tener miedo de expresarse de manera más tierna con sus hijos.
Por su parte, la obstetra Sonia Velarde, de la Clínica San Gabriel, señala que, desde las 25 semanas en el vientre, el niño agudiza sus sentidos y para favorecer su desarrollo se utilizan técnicas y ejercicios prenatales: táctil, auditiva, motora y de la luz. “Las cuatro técnicas permiten que el bebé reaccione. Por ejemplo, se le habla a determinada hora del día o se le llama por su nombre y el bebé responde”, refiere.
La comprobación de los estímulos prenatales se hace en base a ecografías que demuestran como los bebés reaccionan a los estímulos externos. “La estimulación prenatal es fundamental para el apego porque prepara al niño a lo que será luego su estimulación temprana. Este apego mejora su equilibrio, el niño es más tranquilo, curioso y despierto”, comenta la especialista.
Los papás cuentan sus historias
A Juan Carlos Rodriguez lo conocen como “Chiko Rodríguez”. Es cantautor y músico y el 7 de octubre fue papá. Su vida cambió radicalmente. Con su esposa embarazada en plena pandemia buscó apoyo para ser orientado en todo lo referente a la paternidad.
“Me inquieté cuando se declaró la emergencia sanitaria. La primera decisión que tomamos en casa fue no ver noticieros. Recurrí a tutoriales y, a través del Zoom (videollamada), me fui comunicando con la obstetra. Me involucre más y esto le dio serenidad y tranquilidad a mi esposa”, señala.
La espera estuvo plagada de alegría y de apuros cuando llegó el momento del parto, lo que significó un acontecimiento único en su vida. “Recuerdo que le hablaba al vientre de mi esposa y la bebé respondía dando pataditas. Cuando comprobé que se movía, me emocioné y le hablaba a diario”, comenta.
Como buen músico comenzó a utilizar la técnica auditiva para relacionarse de manera más cercana y directa con su hija. “Tocaba música y se movía. Si lloraba le tocaba la música de siempre y descubrí que eso la tranquilizaba. El sueño de mi niña se ha normalizado ahora. Es maravillo cuando se le da amor desde el vientre”, señala.
Carlos José Soto es otro papá feliz porque es padre primerizo de dos mellizos que nacieron a mediados de octubre. En todo este tiempo tuvo la guía de un pediatra que fue orientándolo a él y a su esposa sobre los grandes resultados que genera una buena relación de afecto con el recién nacido.
Cuenta que, si bien tenía una referencia sobre lo que representa la maternidad, el médico le fue enseñando sobre la importancia de que él, como figura paterna, le transmita afecto al bebé mientras está en el vientre materno. “Aprendí a tocar el vientre de mi esposa, hacerle cariño y los bebés respondían. Fui sintiendo alegría y me fui vinculando más con ellos”, refiere.
Pero el destino jugaría en su contra cuando a las 31 semanas del embarazo de su esposa tuvo que conducirla a emergencia porque se adelantó el parto. “La llevé al hospital Sabogal y quedo internada allí. Los bebés nacieron prematuramente. No saben cómo se sufre. Uno pesó 1.400 kg y el segundo 1.470 kg. Hasta el momento no los puedo ver porque están en UCI, no sabe lo que se siente”, cuenta.
Lo extraño de todo es que los médicos que atendieron a su esposa nunca le hablaron del apego, no le informaron los detalles de la relación afectiva entre padres e hijos. “Aprendí lo que es el apego emocional porque me lo dijo otro médico. Lamentablemente por lo delicados que están hasta el momento no los puedo ver. Me preparé para hacerlos dormir, cargarlos, hablarles cosas lindas y que se sientan protegidos. Aprendí que los recién nacidos necesitan mucho amor para que se sienta seguros”, comenta.
Por otro lado, Diego Gómez de la Torre tiene 37 años y todo lo que hoy sabe sobre los bebés lo aprendió buscando información por su cuenta y junto a su esposa, cuando esta salió embarazada. Como parte de la anécdota admite que los médicos que atendieron a su esposa nunca le hablaron sobre el apego.
“Los médicos no me hablaron del apego, debe ser porque estábamos en pandemia. Con mi esposa buscamos información por nuestra cuenta. Siempre estuve a su lado. Me involucré con ella y eso le dio seguridad”, señala.
El bebé nació con bajo peso, pero la fuerza del cariño que le fue transmitiendo le hablaba con amor y le ponía música. “Con mi esposa le hablamos a cada momento. Yo tocaba el vientre de mi esposa y le decía que era su padre y que siempre los iba a apoyar”, comenta.
En la actualidad como papá se encarga de cambiarle el pañal, le canta, lo hace bailar, lo hace dormir, busca aliviarle el esfuerzo a su esposa y lo lleva a su pecho para hacerle sentir el calor de su cuerpo. “Esto lo aprendí leyendo y lo hicimos juntos”, afirma.
Jose Manuel Villar Lara tiene 29 años, es analista comercial y reconoce que su temperamento a veces es muy fuerte, pero con la noticia de que pronto será padre le fue cambiado el carácter. Su esposa actualmente tiene siete meses de embarazo.
“Reconozco que soy un poco duro, pero gracias a la orientación he ido comprendiendo lo maravillosa que es la vida. Cuando supe que iba a ser papá me puse nervioso. Ahora vivo preocupado por el bebé que pronto nacerá”, cuenta.
En estos últimos meses aprendió que la salud física y mental de la mamá y de él como papá son claves en el desarrollo emocional de todo bebé, y que se debe comenzar estimulándolo desde el vientre.
“Mi esposa me orienta sobre lo que debo hacer cuando nazca el bebé. Por estos días hablo con ella y veo cómo se mueve. Eso emociona, te engrandece los sentimientos y por recomendación de la obstetra, le hablo, le canto le pongo una canción que le gusta. La hago escuchar y ella patea, se mueve. Es maravilloso”, refiere.
Gracias a la orientación recibida, los papás han comprendido que demostrarle amor e interés al niño desde el vientre y luego al nacer es la conexión profunda y duradera que toda persona debe tener para sentirse segura y protegida para toda la vida.
Comparte esta noticia
Siguenos en