En 2022, en plena pandemia de la COVID-19, RPP llegó a la Isla de Santa Rosa y conoció que los pobladores se sentían abandonados por el Estado. Dos años después de este contacto, la situación no ha cambiado.
Se llaman a sí mismos los "centinelas de la frontera". Son más de 3 000 peruanos que viven en el extremo oriente del país, frente a las ciudades fronterizas de Tabatinga, en Brasil; y Leticia, en Colombia; separados únicamente por una pequeña extensión del río Amazonas.
Ellos son los residentes de Isla Santa Rosa, un centro poblado ubicado en el distrito de Yavarí, provincia de Ramón Castilla, en la región Loreto. Pobladores de esta localidad, que geográficamente es una isla rodeada por el Amazonas, pese a ser la puerta de entrada y salida del Perú en el oriente, se sienten aislados por la falta de oportunidades como nos lo cuenta Eliana Monzón, residente de la isla desde hace más de 20 años.
“Sí, yo estudié acá dos años nomás, pero ya en vista de que no había profesores, no había escuela antes, entonces solo llegaba hasta quinto, de ahí me tocó ir a estudiar a Colombia, estudié porque el colegio era ese tiempo de madera, pequeñito”, comentó a RPP.
Isla Santa Rosa: un lugar de difícil acceso
Para llegar a Isla Santa Rosa es necesario abordar un ferry desde Iquitos, que sale solo algunos días de la semana. Después de 15 horas de navegar por el Amazonas se llega hasta el centro poblado. El primer contacto es con el puerto fluvial donde se concentra la mayor cantidad de negocios: puestos de comida y filas de mototaxis, el único medio de transporte de la localidad.
Si bien es cierto la conectividad y acceso a Internet ha mejorado desde 2022, gracias al crecimiento de los negocios turísticos como hoteles y restaurantes, en pleno centro de la localidad persiste la falta de servicios básicos como el agua. Los residentes deben comprar este recurso en bolsas de hasta seis litros, en Colombia o Brasil, cruzando el río Amazonas.
Debido a la libre circulación de tres monedas: el sol peruano, el peso colombiano y el real brasileño, los pobladores de Santa Rosa también compran en las ciudades fronterizas los insumos de primera necesidad para abastecer las bodegas de la isla, según cuenta Asunción Tarrillo, propietario de uno de estos negocios.
“Compramos lo que es Brasil, ¿por qué? Porque nos sale más económico. Tanto el azúcar, el aceite, lo que es carnes, embutidos”, narró.
Las carencia del sistema de salud y de educación en la isla de Santa Rosa
El sistema de salud sigue siendo precario. El único centro de salud aún necesita una mejor infraestructura, equipamientos y personal médico.
Por ejemplo, una gestante que requiera una cesárea para dar a luz tiene ir en una embarcación hacia Caballococha, otra localidad de Loreto. Por el riesgo que implica el tiempo de traslado, las pacientes prefieren cruzar el Amazonas y ser atendidas en los hospitales de Colombia o Brasil.
Pero no es la única emergencia que requiere el traslado de pacientes, cuenta la doctora Karen Vega, encargada del centro de salud.
“Nosotros tenemos que hacer nuestra referencia a Caballococha, que nos sale tres horas en nuestra chalupa con la que contamos. Entonces, quiere decir que ese paciente que requiere una atención inmediata, ya sea por un tema quirúrgico o por cualquier tema de emergencia, tiene que esperar tres horas para poder viajar en todo el oleaje por todo el Amazonas”, alegó.
El colegio República del Perú, que alberga más de 500 estudiantes, requiere una residencia estudiantil porque los escolares no solo viven en la isla, sino también en localidades lejanas. Lo asegura el director del plantel, Marcos Hurtado
“Una residencia que pueda alojar a estos estudiantes que vienen de otras comunidades, que dejan sus familias, que dejan sus padres y nosotros como institución educativa tenemos que albergar. Viene un padre de familia y yo tengo ya copadas mis vacantes, pero no le puedo decir a ese padre, “¿Sabe qué, señor? Hasta aquí no más”. No lo puedo hacer”, detalló Hurtado.
Asimismo, el Instituto Superior Tecnológico "Mariscal Ramon Castilla", que recientemente fue inaugurado y ofrece la carrera de enfermería técnica, tiene muchas carencias; entre ellas, la falta de equipamiento para los jóvenes estudiantes.
Pobladores exigen más presencia del Estado en la Isla Santa Rosa
El pasado mes de julio, un diplomático colombiano, en una reunión sobre seguridad en las fronteras en Leticia, dijo que la Isla Santa Rosa pertenecía a Colombia. Aunque el alcalde de Leticia se disculpó por ello, el incidente reforzó en los residentes del centro poblado la necesidad de tener mayor presencia del Estado peruano.
Otilia Curitima, teniente gobernadora de Isla Santa Rosa, dijo que su jurisdicción siempre será del Perú, pero hizo énfasis en la necesidad de ser atendidos por las autoridades nacionales.
“Santa Rosa es Perú y siempre va a ser Perú. Así como ves, estamos en el último rincón del Perú y acá se vive como usted está viendo. Vivimos bien con los dos países y no tenemos nada que ver con lo que ha pasado. Pero acá necesitamos mayormente de la autoridad, la presencia del Estado. Me gustaría como mujer, le pido a la señora Dina Boluarte que venga”, alegó Curitima.
Las autoridades de Isla Santa Rosa siguen luchando para ser reconocidos como un distrito de la provincia de Ramón Castilla, a fin de incrementar el presupuesto que reciben del Estado, hacer obras que mejoren el nivel de vida de sus residentes y conectarse con el resto del Perú, el país del que forman parte y que aman profundamente a pesar de la distancia.
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