El estado de su deteriorada infraestructura, ya sea por el paso de los años, la falta de mantenimiento y la inescrupulosidad de algunas personas, es evidente.
De estilo arquitectónico barroco indigenista, la construcción del Templo Santa Catalina de Alejandría (Puno) inició en 1649 y culminó 125 años después.
Esperanza Nájar F., viuda de Alemán, da cuenta de documentos históricos del archivo parroquial del templo Santa Catalina de Alejandría que revelan que en la época colonial, Juliaca en sus albores tuvo la denominación de Santa Catalina.
Entre estos documentos están el libro de cuentas y bienes de la cofradía del Santísimo Sacramento, el libro de bautizos de indios que tiene partidas de 1757 a 1766. El texto de cada partida se inicia con el párrafo: "En el pueblo de Santa Catalina de Juliaca y Santuario de Nuestra Señora".
Los libros en mención son manuscritos encuadernados en pergamino, verdaderas joyas de la historia de Juliaca. Estos datos evidencian que Juliaca tuvo fundación española un 25 de noviembre, porque en el calendario católico español es Día de Santa Catalina de Alejandría, Virgen y Mártir.
Además, en aquel tiempo, la fiesta de Santa Catalina se celebraba con mucha solemnidad y los indígenas de todos los ayllus se reunían en el pueblo para rendir homenaje a la Santa mediante la presentación de la danza guerrera Soldaditos de Santa Catalina.
Orígenes
Este Templo, denominado Iglesia de Santa Catalina, cuenta con elementos característicos de la arquitectura clásica y ojival dentro de su llamativa ornamenta, la cual da la impresión de ser bordados de piedra.
De estilo arquitectónico barroco indigenista, la construcción del templo Santa Catalina de Alejandría inició en 1649 y culminó 125 años después. Muestra una única torre de campanario, construida con sillar traído desde las canteras de Arequipa.
Mario Benavente Llerena, vicepresidente del patronato del templo Santa Catalina de Alejandría, señala que el año pasado se ha elaborado un expediente para la etapa de mejoramiento de la partes externa de este bien patrimonial como las veredas, rejas, lastras y atrios; para cuya restauración por especialista se necesitaría aproximadamente 2 millones de nuevos soles.
Requieren con urgencia que la Dirección Regional de Cultura dé visto bueno al expediente elaborado por la arquitecta Vanessa Soldevilla y un grupo de especialistas de la ciudad de Arequipa. “Nos dicen que será elevado a Lima y nosotros estamos molestos porque eso implica más burocracia”, dijo Benavente Llerena.
Refiere a que es urgente que la Dirección de Cultura les de la autorización para que los especialista empiecen con los trabajos. Además buscan convertir este patronato en multisectorial y así insistir la restauración integral de este templo.
Se cae a pedazos
El estado de su deteriorada infraestructura, ya sea por el paso de los años, la falta de mantenimiento y la inescrupulosidad de algunas personas, es evidente. Ello se puede apreciar en su campanario que presenta rajaduras y la campana atada con una cuerda en un madero.
Sólo el año pasado, un cupulino de uno de los pilares que sostiene las rejas del templo matriz Santa Catalina de Alejandría de Juliaca se cayó, pudiendo haber causado una desgracias si un transeúnte se encontraba en el.
La puerta que da hacia la calle Dos de Mayo sólo sirve de soporte, que de abrirse, parte de los muros rajados desprenden material rocoso y polvillo. La cúpula central está rajada y deja caer un polvo menudo.
El estado de los cupulinos exteriores, las veredas y el techo es deplorable. Los primeros se caen a pedazos, las veredas están destruidas; y las pajas, musgos y tierra le quitan el atractivo a esta bella construcción colonial. Las palomas y los desechos que dejan tienen gran responsabilidad en estos daños.
Para Martín Ríos Apaza, presidente de la Asociación de Productores Textiles APET, la destrucción paulatina de este bien patrimonial es de entera responsabilidad de la parroquia y sobre todo de la Dirección Regional de Cultura, que no toma acciones para solucionar este problema que amenaza la historia de la Ciudad Calcetera.
Funcionarios de Defensa Civil de la Municipalidad Provincial de San Román ya inspeccionaron este recinto religioso y afirmaron que su frágil infraestructura, representando un peligro para los feligreses.
El Gobierno Central hace poco consideró a varios templos coloniales para ser restaurados o mejorados, lamentablemente, el recinto juliaqueño no fue considerado. A juicio de Benavente Llerena, ello obedece que Juliaca no está considerada dentro del circuito turístico, principalmente por la dejadez del alcalde y las entidades pertinentes.
Medidas correctivas
A pesar del esfuerzo puesto por el patronato, el titular de la Dirección Regional de Cultura de Puno, Gary Mariscal, considera que es necesario trabajar seriamente en el asunto, debido a que el expediente técnico presentado no sería más que un perfil de proyecto-
Mariscal explica que además del plano adjuntado la proyecto de restauración, éste debe contener la evaluación situacional, diagnóstico y demás aspectos que no consideró el patronato en el documento presentado.
A pesar de no ser unidad formuladora de proyectos, la Dirección Regional de Cultura puede brindar el asesoramiento técnico para la formulación del proyecto y se dé luz verde para la restauración del templo Santa Catalina de Alejandría, la joya arquitectónica más valiosa que tiene Juliaca.
Teletón
Ante la preocupación de la feligresía juliaqueña, el año pasado se realizó una Teletón con la que se logró recaudar 50 mil nuevos soles, dinero que sirvió para la formulación del proyecto de restauración, documento por subsanar según el arquitecto Mariscal.
La recaudación pudo ser mayor pero como siempre pasa cuando se trabaja desarticuladamente.
La torpeza de un consejero de San Román Pio Vilca hizo que la empresa San Gabán desistiera donar 100 mil dólares, al anunciar que el Gobierno Regional iba a destinar 5 millones para ese fin. Hecho que no se ha concretado hasta ahora.
Su restauración integral sobrepasaría los 15 millones de soles, pero mientras la sociedad civil, el patronato y las autoridades no pongan de su parte, este bien arquitectónico colonial seguirá cayéndose a pedazos.
Por: Zenaida Zea Olivera
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