El Complejo Arqueológico de Túcume es el primer centro de formación de arqueólogos de toda la región Lambayeque. Aquí los niños aprenden a amar e identificarse con sus raíces y conocer su patrimonio cultural.
Aprender arqueología ya no es complicado. En el Museo de Sitio de Túcume, ubicado a 35 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, región Lambayeque, lo que empezó como un proyecto educativo, se ha convertido en un verdadero “semillero” y centro de formación de futuros arqueólogos.
En este cálido espacio conocido como: “Clínica de Arqueología y Conservación”, los niños de los colegios de la zona urbana y, sobre todo, rural, aprenden arqueología como jugando, lo que les permite fortalecer su identidad y amor por sus ancestros. Y no es para menos, pues Túcume es una localidad donde el misticismo, la tradición y la cultura viva, forman parte del común denominador de los pobladores.
Dotados de las mismas herramientas que utiliza un profesional de arqueología como bombillas, espátulas, brochas, badilejos, rasquetas, recogedor, etc., los pequeños excavan y encuentran réplicas de piezas, vasijas y osamentas, como si se tratara de nuevos descubrimientos en las huacas. Además aplican todas las técnicas de conservación, siempre guiados por especialistas.
Primeros arqueólogos tucumanos
El arqueólogo José Manuel Escudero, “Manolo” como los conocen sus alumnos, cuenta que este semillero ha logrado que cuatro niños que pasaron por este espacio, estudien hoy la carrera profesional y pronto se gradúen como los primeros arqueólogos tucumanos.
“Nadie cuida lo que no conoce y eso es lo primero que buscamos, que el niño conozca su patrimonio, realice lo que hace un arqueólogo y en base a ello respete y conserve su cultura. La clínica empezó en el año 1998. Ahora tenemos 100 niños por temporada, al año hacemos cuatro temporadas. Al final se hace un recorrido a todo el complejo, porque de un mínimo fragmento ellos van reconstruyendo su historia”, manifestó.
Manolo cuenta que este programa busca conservar el patrimonio natural y cultural y hasta ahora ha tenido la acogida de todos gracias a los convenios con la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) Lambayeque y 12 colegios de la zona, que cada año selecciona a sus alumnos que participarán en esta Clínica de arqueología. Incluso muchos de estos proyectos se replican en el “Día del Logro”.
La alegría de los niños del directorio es evidente en sus rostros y pese a ser una actividad no muy común en vacaciones escolares, los pequeños llegan puntual al complejo arqueológico para aprender todos los secretos de esta actividad.
“Yo me siento muy feliz de participar en estos talleres. Es sorprendente todo lo que nuestros antepasados nos dejaron. A mí me gustaría estudiar arqueología”, comenta la pequeña de sexto grado, Brigitte Masiel Vélez García.
Asimismo la niña Estéfany Tejada Ramos de apenas 11 años, del colegio Sagrado Niño Jesús, dijo que esto se debería imitar en otros colegios de la región, para que más niños amen su pasado y se sientan orgullosos de sus ancestros.
Talleres complementarios
Los menores además son incluidos en otros talleres para complementar su formación. La profesora Sara Miranda Ruidíaz cuenta que además se dictan cursos para elaborar máscaras de diáblicos, cometas, bordados, viveros y biohuertos, dibujo y pintura, manualidades; así como Tierra de Niños, programa que busca promover la defensa del medio ambiente con la participación de los niños.
“El año pasado tuvimos 5 mil atenciones. Los niños de la zona rural son los más entusiastas. Y también se involucran mucho los profesores. Es una bella oportunidad para amar su patrimonio”, indicó.
Todo este trabajo se cristaliza bajo la atenta mirada de la directora del complejo arqueológico, Bernarda Delgado, quien ha logrado que el Museo se convierta en una verdadera propuesta de desarrollo de cultura y comunidad.
Hay que recordar que en Túcume se desarrollaron tres momentos importantes de la historia: Lambayeque en su fase más tardía, la época chimú y época Inca. La majestuosidad de sus 26 pirámides y las imponentes piezas arqueológicas halladas en el complejo, son el atractivo ideal para miles de visitantes todos los años
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