El constitucionalista y expresidente del Tribunal Constitucional se pronunció sobre las cuatro mociones de censura que han presentado diversos parlamentarios contra el premier Gustavo Adrianzén.
El constitucionalista Óscar Urviola se refirió sobre la creciente tensión entre el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República, tras la presentación de cuatro mociones de censura contra el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, a quien diversos legisladores acusan de no haber respondido con eficacia ante la crisis de inseguridad que atraviesa el país.
Este quiebre político se agravó luego de las recientes declaraciones del premier, quien sugirió que, en caso de ser censurado y de no otorgarse la confianza al nuevo gabinete, la presidenta Dina Boluarte estaría habilitada para disolver al Legislativo.
En ese sentido, durante una entrevista con el programa Las cosas como son, Urviola recordó que la Constitución Política del Perú contempla mecanismos de contrapeso entre los poderes del Estado.
Explicó que el Congreso puede ejercer control político a través de interpelaciones y censuras, mientras que el Ejecutivo está facultado para presentar una cuestión de confianza, siempre que esta se relacione con las políticas generales de gobierno.
No obstante, advirtió que el uso “exagerado y reiterado” de estas herramientas constitucionales puede afectar gravemente la estabilidad institucional, especialmente en un contexto preelectoral y marcado por el aumento de la criminalidad en el país.
“De tal manera que esta situación de enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo se agrava con la amenaza de una posible disolución del Congreso en la medida en que se plantea una cuestión de confianza”, señaló.
“Yo creo que generar una crisis ministerial en este momento, a puertas de las elecciones, con toda la crisis de criminalidad que tenemos, ya sea por la minería informal o por las extorsiones y otras más, creo que sería contraproducente para el país”, añadió.
Por otro lado, Óscar Urviola indicó que las declaraciones de Gustavo Adrianzén podría interpretarse como una “táctica” para frenar o disuadir los votos que eventualmente conducirían a su censura.
“Es, en todo caso, un acto político que podría tener sus efectos en el Congreso para contrarrestar esa posibilidad [de ser censurado]”, concluyó.
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