Con las celebraciones por los 200 años de la república y la llegada de un nuevo gobierno, parte de los esfuerzos en temas tecnológicos desde el Estado deben pasar por la retención del talento y el impulso a la investigación y el desarrollo.
En medio de la pandemia, y de cara al Bicentenario, es innegable que la inversión en ciencia y tecnología debe ser prioritaria. Sin embargo, el eterno monstruo de “lo urgente” siempre posterga los cambios estructurales que, a nivel del Estado, se deben realizar para optimizar la visión de desarrollo que necesitamos de cara a una sociedad capaz de solucionar problemas de otro modo. Con el tiempo, la constante promesa incumplida del “estímulo a la investigación” ha terminado por fomentar una fuga de talentos, los mismos que necesitamos retener.
Hace unas semanas, el presidente Francisco Sagasti remarcó la necesidad de mejorar las condiciones de investigación y desarrollo, dándole al Concejo Nacional de Ciencia y Tecnología un papel rector en la investigación. En la ceremonia, la autoridad saliente remarcó la brecha que actualmente nos pone en desventaja:
“En el Perú, algunos cálculos indican que deberíamos tener alrededor de 20,000 a 25,000 phds o doctores en las áreas de la ciencia. En la actualidad los registros del CONCYTEC, si no me equivoco, estiman que hay alrededor de cinco mil o seis mil”, señaló el presidente en su discurso. “Tenemos que hacer un enorme esfuerzo, un enorme esfuerzo para ponernos a la altura de lo que requiere nuestro país para estar en las fronteras del conocimiento igual que otros países”.
¿El Perú no es atractivo para la innovación?
Para Alonso Mujica, CEO de Silabuz y amplio conocedor del modelo de negocio de los emprendimientos tecnológicos, la apuesta del Estado peruano para la recuperación del talento tecnológico y científico debe ser sólida: “Perú debería tener un ecosistema mucho más fuerte de ciencia y tecnología para que valga la pena retener o recuperar el talento que está fuera”.
Este estímulo comprende varias condiciones, tanto desde el lado estatal como el del privado. Si bien existe un marco regulatorio para la inversión en innovación, lo cierto es que nuestra inversión pública en estos temas apenas representa el 10% del total de dinero inyectado en ciencia y tecnología por países vecinos como Colombia, Chile y Brasil.
Para empeorar el panorama, el rol pasivo del Estado provoca que otras sociedades ofrezcan mejores condiciones tributarias y financieras a los emprendedores peruanos, potenciando la constitución de hubs regionales.
“Por ejemplo, hay otros países donde puedes recibir financiamiento para potenciar y mejorar el negocio, acceso fácil a préstamos bancarios, subsidios estatales o a fondos investigación y desarrollo; y, encima, paga menos impuestos que en el Perú” remarca Mujica. “O sea, no solamente tienes acceso a más capitales, sino que incluso cuando ya tu negocio comienza a andar, te conviene más operar desde esos países que en el Perú por un tema fiscal”.
La ciencia y la necesidad de atraer inversión
Para Carla Arce-Tord, destacada astrofísica peruana, hay un evidente problema de identificación con los beneficios de la ciencia, sobre todo con aquellas “ciencias exactas” que son capaces de aportar soluciones a diversos problemas.
“Uno de los pilares del desarrollo científico en una sociedad es la democratización de la ciencia, en la que se muestre a la sociedad la utilidad y beneficio de todas las áreas de la ciencia; y cómo todas ellas tienen, de todas maneras, un impacto en nuestras vidas ya sea a corto, mediano o largo plazo” destaca la divulgadora científica. “Si seguimos contribuyendo con estos detalles, pienso que en un futuro no muy lejano podremos tener un sector científico globalizado en el Perú que nos permitirá gestar carreras científicas destacadas en nuestro propio país”.
En medio de un evidente problema de gestión para los proyectos de investigación, Arce-Tord tuvo que optar por salir del país y establecerse en Chile para seguir ampliando su horizonte profesional en temas de astronomía observacional. Sin embargo, considera que hay beneficios en esta decisión.
“Pienso que los dos principales motivos por los cuales es beneficioso salir del país serían: Uno, formar una red de contactos y colaboradores. Esto no sólo contribuye a traer al país buenos proyectos de investigación y financiación externa, sino que la colaboración con investigadores a nivel mundial permite que los estudiantes en el Perú tengan la oportunidad de empezar a trabajar con profesores de distintas partes del mundo y a formarse con muy buenos estándares científicos desde las universidades en el Perú. Y dos nos permite adquirir nuevos esquemas de conocimiento y manejo de la investigación que se pueden aplicar en el país”, señala la astrofísica ganadora del Young Scientist Award en 2014, organizado por la Unión Internacional de Radiociencia.
Emprendimiento digital poco alentado en Perú
El caso de Víctor Morales, fundador de la fintech “Alfi”, es demostrativo. Debido al poco incentivo por parte de los sectores público y privado, tuvo que establecer su base de operaciones en México, pues es un país que ha desarrollado una agresiva estrategia para el fomento de este tipo de compañías.
“En países cercanos como Chile, Colombia y Brasil - que están acá nomás -sí existen esos instrumentos de acompañamiento y demás para fortalecer estos temas de innovación, ciencia y tecnología”, menciona el empresario.
En materia de apoyo, el Estado ha buscado financiar al sector agrario como una medida seria para fortalecer la productividad y el nivel de competitividad de la mano con el incremento en las exportaciones. Sin embargo, este tipo de estrategias no se aplican al sector tecnológico que busca inyección de capital para consolidar una propuesta atractiva.
“No hay instrumentos adecuados que lleven ese esfuerzo de gobierno, esos fondos o estos temas qué está haciendo el Ministerio producción ya desde hace un tiempo, hacia los verdaderos actores”, menciona Morales. “Creo que está muy mal planteado el tema de las aceleradoras o las incubadoras en el Perú. El apoyo debe llegar con instrumentos adecuados hacia los verdaderos actores de la ciencia, la tecnología y la innovación en el Perú, así no los obligas a salir y ser atraídos por ofertas extranjeras”.
Actualmente, “Alfi” establece su base de operaciones en México y ya cuenta con alianzas estratégicas desde el Gobierno Central para impulsar la educación financiera desde el enfoque tecnológico y el fomento al ahorro pensando en el retiro.
¿Qué debe hacer el Estado peruano para retener al talento?
Si bien es una situación compleja, los entrevistados tienen una visión específica del rol que el estado tiene en este replanteamiento. Para Carla Arce-Tord, la reorganización del apartado estatal para el fomento de la investigación debe incluir mejores condiciones laborales.
“Uno de los temas prioritarios es la gestión de políticas públicas orientadas a ciencia. Los procesos de financiamiento a proyectos de investigación por parte de las entidades públicas tienen un enfoque muy burocrático y poco alineado con lo que es realmente llevar a cabo un proyecto de investigación, motivo por el cual las ciencias exactas, que son las encargadas de generar nuevo conocimiento, no se benefician. Además, si queremos que nuestros científicos desarrollan sus carreras en el país, en lugar de migrar, se deben mejorar las condiciones laborales y establecer formalmente la carrera de investigador. Y a esto, sin lugar a duda, añadirle a la importancia de proyectos de financiación orientados a la difusión de la ciencia a nivel nacional”, comenta la investigadora.
“Perú es un país donde operar - o sea tener tu base, tu equipo - es muchísimo más barato que en cualquier ciudad grande de la región. Entonces, si nosotros tuviéramos buenos incentivos para poner hubs, oficinas centrales en Lima o en cualquier parte del país y, desde acá, proveer servicio a otros países sería un golazo”, señala como diferencial Mujica.
Mientras más obstáculos haya en el camino a la innovación, menos oportunidades tendremos para retener al talento y a profesionales capaces de aportar soluciones desde la ciencia y la tecnología. Si bien cumplimos 200 años de historia, en este tema no deberíamos partir desde cero.
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