El proyecto IRIS² marca el inicio de la independencia europea en comunicaciones satelitales.
La Unión Europea ha dado un paso decisivo en su carrera espacial al firmar un contrato para desarrollar IRIS², una constelación de 290 satélites que competirá directamente con Starlink, la red satelital de Elon Musk.
Con una inversión de 10,600 millones de euros (aproximadamente US$11,100 millones al cambio actual), el proyecto busca garantizar la autonomía tecnológica europea y proporcionar conexión segura a internet en todo el continente.
Un proyecto con un enfoque diferente al de Starlink
El ambicioso programa, que estará operativo para 2030, contempla el despliegue de 264 satélites en órbita terrestre baja y 18 en órbita terrestre media. Esta configuración permitirá, según la Agencia Espacial Europea (ESA), una comunicación segura y rápida sin necesidad de miles de satélites como los que utiliza Starlink, que actualmente cuenta con aproximadamente 7,000 unidades en órbita.
El consorcio SpaceRISE, liderado por operadores satelitales europeos como SES, Eutelsat e Hispasat, será el encargado de desarrollar, desplegar y operar la red durante los próximos 12 años. El proyecto cuenta con el respaldo de importantes contratistas como Airbus Defence and Space, Deutsche Telekom y Thales Alenia Space.
IRIS² (Infrastructure for Resilience, Interconnectivity and Security by Satellite) ofrecerá dos tipos de servicios principales:
- Conectividad segura para gobiernos y autoridades de estados miembros de la Unión Europea.
- Internet de alta velocidad para empresas privadas y ciudadanos europeos, especialmente en zonas con conectividad limitada.
La iniciativa surge en un momento de creciente preocupación por la dependencia tecnológica europea de servicios extranjeros. Los recientes acontecimientos en Ucrania, donde Starlink ha jugado un papel crucial en las comunicaciones militares, han subrayado la importancia estratégica de contar con sistemas de comunicación satelital propios.
La inversión será financiada mediante una asociación público-privada que incluye fondos de la UE, la ESA e inversiones privadas del consorcio SpaceRISE, estableciendo un modelo de negocio que busca garantizar la sostenibilidad financiera del proyecto a largo plazo.
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