Antes de su fallecimiento, el papa Francisco alzó la voz sobre los riesgos éticos y sociales que implica el desarrollo de la inteligencia artificial. Su mensaje, dirigido a líderes mundiales, hoy resuena con más fuerza que nunca.
Este lunes, Francisco, el primer papa latinoamericano, falleció en su residencia de la Casa Santa Marta, tras más de dos meses lidiando con problemas respiratorios. Tenía 88 años y deja una huella profunda en la Iglesia católica y en el mundo contemporáneo.
Su legado trasciende la fe, la justicia social y el cuidado del medio ambiente. También se destaca por su visión crítica y reflexiva sobre el avance tecnológico, en especial la inteligencia artificial. En la Cumbre del G7 de 2024, Francisco habló con claridad ante líderes mundiales, alertó sobre sus riesgos y exigió regulaciones urgentes.
Una advertencia sobre la IA
En junio de 2024, durante la cumbre del G7 celebrada en el hotel Borgo Egnazia, cerca de Bari, Italia, el papa Francisco se convirtió en el primer pontífice en participar de esta reunión de las principales economías del mundo. Invitado por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ofreció una reflexión que impactó a todos los presentes.
Francisco comenzó recordando que la inteligencia artificial nace del potencial creativo que Dios ha otorgado al ser humano. La tecnología, dijo, es una manifestación de esa capacidad única de trascender y transformar el entorno. Pero advirtió que, como todo instrumento, su uso puede servir al bien o al mal, dependiendo de quién la utilice.
"Dicha inteligencia artificial, como sabemos, es un instrumento extremadamente poderoso (...) Y es lícito suponer, entonces, que su uso influirá cada vez más en nuestro modo de vivir, en nuestras relaciones sociales y en el futuro, incluso en la manera en que concebimos nuestra identidad como seres humanos", expresó en su discurso.
Francisco planteó un dilema central: la IA como una herramienta con gran potencial, pero también con el riesgo de generar desigualdades, favorecer el descarte de los más vulnerables y reducir la complejidad del ser humano a simples números o categorías.
"El tema de la inteligencia artificial, sin embargo, a menudo es percibido de modo ambivalente: por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse", señaló.
Uno de los puntos centrales de su reflexión fue la diferencia entre “elegir” y “decidir”. Mientras que una máquina selecciona opciones según algoritmos y estadísticas, el ser humano decide desde el corazón, evaluando no solo resultados, sino también valores y consecuencias. “Condenaríamos a la humanidad a un futuro sin esperanza si quitamos a las personas la capacidad de decidir por sí mismas y por sus vidas”, advirtió.
Por eso, insistió en que los sistemas de IA deben preservar un “espacio de control significativo” para el ser humano. Esto es especialmente urgente en el caso de las armas autónomas letales, cuyo desarrollo y uso —señaló— deben ser prohibidos. “Ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”.
Desde su visión, el problema no es la tecnología en sí, sino el uso que se le da. Francisco enfatizó la necesidad de mantener el control humano sobre la IA, subrayando que, aunque las máquinas pueden realizar elecciones técnicas, solo los seres humanos poseen la capacidad de tomar decisiones morales y éticas. Advirtió que depender de las decisiones de las máquinas podría condenar a la humanidad a un futuro sin esperanza.
La intervención del Papa no fue solo un llamado de atención, sino también una invitación a pensar en un futuro posible y positivo. Afirmó que, si se coloca nuevamente al ser humano en el centro, si se actúa con ética y visión de largo plazo, la inteligencia artificial puede convertirse en una aliada poderosa para el bien. Pero advirtió que eso requiere compromiso, reflexión y responsabilidad colectiva.
Las pantallas y el riesgo de alejarnos
A comienzos de abril, en su tradicional ‘Intención de Oración del Papa’, un mensaje mensual que publica a través de su canal oficial en YouTube, Francisco abordó el uso de la tecnología. En este video, titulado 'Por el uso de las nuevas tecnologías', el Papa hizo un llamado a no permitir que el avance tecnológico reemplace el contacto humano.
"¡Cuánto me gustaría que mirásemos menos la pantalla y mirásemos más a los ojos! Si pasamos más tiempo con el móvil que con la gente, algo no funciona", expresó. También remarcó que la tecnología debe servir para unir y ayudar. "La tecnología es el fruto de la inteligencia que Dios nos ha dado, pero hay que usarla bien”, señaló.
Pidió también que se utilice para ayudar a los pobres, a los enfermos, a las personas con capacidades diferentes, y para cuidar del planeta. “Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas, y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo”, concluyó en el video.
El día que fue víctima de la IA
El papa Francisco no solo habló de inteligencia artificial; también fue víctima directa de sus efectos. En 2023, a través de redes sociales se viralizaron imágenes donde aparecía con una chaqueta blanca acolchada, de estilo urbano, con un crucifijo plateado. El look era tan impactante y fuera de lo habitual que generó confusión mundial.
Las imágenes eran falsas, creadas con el programa Midjourney, especializado en generación de imágenes con inteligencia artificial. Parecían reales, pero no lo eran. Y ese hecho fue, quizás sin quererlo, un ejemplo perfecto de lo que el propio Francisco advertiría meses después: la IA puede fascinar, pero también engañar.
AI-generated image of Pope Francis goes viral online. pic.twitter.com/ap7N099wpy
— Daily Loud (@DailyLoud) March 25, 2023
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