Silicon Valley y Trump intensifican presión por Groenlandia mientras inversores tecnológicos buscan explotar minerales críticos para la IA.
El presidente de EE.UU. Donald Trump intensifica su interés por anexar Groenlandia mientras importantes donantes tecnológicos de su campaña mantienen inversiones estratégicas en proyectos mineros en la isla ártica, según revelan documentos y fuentes cercanas a las negociaciones.
El presidente estadounidense, quien inició su segundo mandato con la mirada puesta en Groenlandia, amenazó recientemente a Dinamarca con aranceles si no accede a negociar el control del territorio autónomo. En una llamada telefónica calificada como "agresiva y confrontacional" con el primer ministro danés, Trump insistió en que "la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta" para Estados Unidos.
Intereses de los aliados de Donald Trump en el sector tecnológico
Detrás de esta presión diplomática se encuentran poderosos inversores tecnológicos como Jeff Bezos, Marc Andreessen y Sam Altman, quienes a través de sus empresas de capital de riesgo han invertido en KoBold Metals, una startup que utiliza inteligencia artificial para localizar minerales críticos en Groenlandia.
La compañía, valorada en casi $3 mil millones, posee una participación mayoritaria en el proyecto Disko-Nuussuaq en el suroeste de la isla, donde busca cobre, níquel y cobalto, materiales esenciales para la industria tecnológica y la transición energética, indica The Lever.
El nombramiento de Howard Lutnick como secretario de Comercio ha levantado preocupaciones adicionales sobre conflictos de interés. Lutnick mantiene inversiones en Critical Metals Corp., otra empresa con planes de iniciar operaciones mineras en Groenlandia para 2026, informó el New York Times.
La isla ártica alberga 25 de los 34 minerales clasificados como materiales críticos por la Comisión Europea, incluyendo tierras raras fundamentales para la fabricación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y paneles solares. China actualmente domina el 70% de la minería global de tierras raras y el 90% de su procesamiento.
El gobierno actual de Groenlandia, liderado por el partido Inuit Ataqatigiit, ha implementado estrictas regulaciones ambientales y prohibió la exploración de uranio y petróleo. Estas políticas han frustrado los planes de varias empresas mineras respaldadas por inversores estadounidenses y chinos.
"No queremos ser estadounidenses. No queremos ser daneses. Somos groenlandeses", afirmó Inuuteq Kriegel, residente de Nuuk, la capital, tras la reciente visita de Donald Trump Jr. a la isla. El hijo del presidente realizó un polémico viaje diplomático no oficial en enero, que incluyó pagos a locales para participar en sesiones fotográficas.
Mientras tanto, empresarios tecnológicos como Andreessen han invertido en proyectos más ambiciosos, como Praxis Nation, que busca establecer una "cripto-estado" libertario en Groenlandia. Sin embargo, la prohibición de la propiedad privada en la isla representa un obstáculo significativo para estos planes.
Dinamarca ha respondido a las amenazas de Trump anunciando una expansión militar de $2 mil millones en el Ártico. Mientras tanto, el Congreso estadounidense debate la "Ley Make Greenland Great Again", que busca autorizar negociaciones inmediatas para adquirir la isla.
La crisis ha unificado a los groenlandeses en su deseo de independencia, aunque persisten los desacuerdos sobre cómo alcanzarla. El territorio actualmente recibe $500 millones anuales en subsidios daneses, que representan el 20% de su economía.
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