Casi 20 años después, la fortuna del fundador de NVIDIA supera el valor de Intel.
Intel, uno de los gigantes de la industria de semiconductores, dejó escapar una oportunidad que podría haber cambiado su trayectoria: la compra de NVIDIA en 2005 por un precio estimado de 20,000 millones de dólares.
Esta decisión, tomada por la junta directiva de Intel, ha cobrado relevancia en el contexto actual, donde NVIDIA se ha convertido en un líder indiscutible en el ámbito del hardware para inteligencia artificial, con la fortuna de su fundador Jensen Huang superando el valor de la misma Intel.
La propuesta que no tuvo éxito
El entonces CEO de Intel, Paul Otellini, fue quien propuso la adquisición de NVIDIA, según indica el New York Times. En ese momento, NVIDIA ya contaba con más de una década de experiencia en el mercado, pero su enfoque estaba principalmente en las tarjetas gráficas para videojuegos.
A pesar del potencial que Otellini veía en la tecnología subyacente de NVIDIA para los centros de datos, la propuesta no logró el apoyo necesario dentro de la empresa. Los ejecutivos temían que el costo representara una compra excesiva, especialmente tras experiencias previas con adquisiciones que no resultaron exitosas.
En 2005 NVIDIA ya “jugaba entre los grandes”. Ese año desarrolló el procesador de gráficos de la PlayStation 3 de Sony. Un año después presentó la arquitectura gráfica CUDA, que permitió a los desarrolladores utilizar de mejor manera la optencia de las unidades de procesamiento gráfico (GPU) que se convirtió en un estándar en la industria, más allá de los videojuegos.
Desde aquella época hasta hoy, el panorama tecnológico ha cambiado drásticamente. Mientras Intel continuó invirtiendo en sus propios desarrollos, encontró mayor competencia en el mercado con el resurgimiento de AMD y nuevos rivales en los chips como Qualcomm y Apple, un antiguo socio.
NVIDIA ha evolucionado hasta convertirse en un referente global en inteligencia artificial. Actualmente, su valoración supera los 3.4 billones de dólares, lo que representa un aumento de 150 veces respecto al precio que Intel podría haber pagado.
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