David Sacks, "zar" de IA y cripto en la Casa Blanca, advirtió en WS Summit que EE.UU. podría perder su ventaja si regula en exceso la inteligencia artificial.
El martes 10 de junio, David Sacks, designado como responsable de inteligencia artificial y criptomonedas en el equipo de Trump, aseguró en la cumbre AWS Summit en Washington que China se encuentra apenas a tres a seis meses por detrás de EE.UU. en el desarrollo de IA generativa. Sacks subrayó que la diferencia no es un asunto de años, sino un corto plazo, y advirtió que una regulación excesiva en EE.UU. podría costarle la delantera en innovación.
Esta declaración surge en medio de un contexto complejo donde se combina la competencia tecnológica con la tensión económica global. Desde el regreso de Trump al poder, la estrategia estadounidense en IA busca reequilibrar el liderazgo tecnológico, pero también genera preocupaciones sobre cómo las decisiones regulatorias podrían frenar el impulso doméstico.
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Riesgo de perder liderazgo
Sacks afirmó que “China no está a años y años de nosotros. Quizá estén a tres‑seis meses. Es una carrera muy reñida”. Con esto, remarcó que EE.UU. no puede desaprovechar el momento: cada avance acelerado en la creación de modelos generativos por parte de compañías chinas reduce la brecha y refuerza el discurso de que Beijing está cerca de alcanzar la paridad.
Además, resaltó que si Washington avanza en una regulación demasiado ambiciosa sobre la IA—limitar su desarrollo por recelo ante riesgos éticos o de seguridad—podría facilitar que China la supere en poco tiempo. Sacks propone una revisión cuidadosa: sin frenar la innovación, pero con controles que no asfixien la creatividad.
Implicaciones para EE.UU.
En EE.UU., líderes de empresas de IA como Microsoft, OpenAI y AMD han pedido al Congreso medidas balanceadas que permitan mantener la competitividad en chips, software y talento. Una regulación demasiado tardía o restrictiva podría desincentivar inversiones y acelerar la fuga de capacidades hacia el exterior .
Por su parte, las restricciones estadounidenses a la exportación de chips y software a China han aumentado, pero el avance reiterado de Sacks coloca en relieve la necesidad de una estrategia que combine control y desarrollo doméstico: no solo legislar el riesgo, sino respaldar centenares de startups, talento académico y producción local.
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