El Departamento de Justicia pone fin a acuerdos de supervisión en Minneapolis y Louisville, generando críticas por desmantelar avances en derechos civiles.
El gobierno de Donald Trump ha anunciado la terminación de los acuerdos de supervisión federal sobre los departamentos de policía de Minneapolis y Louisville, establecidos tras las muertes de George Floyd y Breonna Taylor. Estas reformas buscaban abordar prácticas policiales abusivas y violaciones sistemáticas de derechos civiles en ambas ciudades.
El Departamento de Justicia argumenta que estos acuerdos son excesivamente amplios y despojan a las comunidades del control sobre sus fuerzas policiales. Sin embargo, defensores de los derechos civiles y líderes comunitarios han expresado su preocupación por el desmantelamiento de medidas que buscaban garantizar la rendición de cuentas y prevenir abusos policiales.
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Impacto en las comunidades afroamericanas
La decisión de la administración Trump ha generado inquietud entre las comunidades afroamericanas, que ven en estos acuerdos una herramienta crucial para combatir la discriminación y la violencia policial. Organizaciones de derechos civiles han advertido que la eliminación de estas supervisiones podría revertir los avances logrados en la protección de los derechos de las minorías.
Reacciones políticas y sociales
Líderes demócratas y activistas han condenado la medida, calificándola de retroceso en la lucha por la justicia racial. Mientras tanto, funcionarios del gobierno defienden la decisión como un paso hacia la restauración de la autonomía local en la gestión policial. El debate sobre la supervisión federal de las fuerzas del orden continúa siendo un tema polarizante en el panorama político estadounidense.
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