Facebook: nunca más te reirás de las frases cursis en la red social

El poder terapéutico y capacidad curativa de la escritura se ha consolidado en los últimos años. Según el estudio publicado por la American Psychological Association en 2002, “escribir sobre las emociones no solo ayuda a liberar tensión y a superar los traumas, sino que incluso puede aliviar el dolor y mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico”.

Para lograr este efecto liberador no se requiere escribir mucho. Las frases positivas, así sean cortas, son asimiladas por el lado derecho del cerebro, responsable de todas las emociones, por lo tanto el encargado de que afrontemos con mejor disposición el día, afirma la psicóloga Alicia López de Fez según cita la versión online de El País.

Cómo potenciar el optimismo

Por más cursi que parezca, las frases tienen efectos sorprendentes en quienes las expresan pues determinan su estado emocional, el cual afecta la conducta y, por consecuencia, impacta en su salud.

La psicóloga Elena Aparicio, del Centro de Psicología Kamyno, propone escribir al menos un detalle positivo que hayamos vivido en el día. Según afirma, esto nos permitirá tener un sueño más reparador y un despertar positivo.

Recomienda, además, anotar en una libreta o en el móvil las experiencias de vivencia diaria que relacionemos a nuestro bienestar debido a que esto genera endorfinas, llamadas también “hormonas de la felicidad”.

Según afirmó a El País Elena Aparicio, este proceso se convierte en un hábito que permite a las personas centrarse en los aspectos positivos de su día, lo cual potencia el optimismo. Además, agrega la especialista, el releer lo escrito hace que volvamos a sentirnos como cuando lo escribimos.  

Recordar es volver a vivir

Un estudio de la Harvard Business School, a cargo del científico Ting Zhang y publicado en la revista Science News el año 2014 comprueba que el efecto de lo escrito perdura en el tiempo.

En el experimento, un grupo de personas anotó una experiencia agradable que vivió en el día, siete meses después se les pidió que la lean y contaran qué habían sentido al hacerlo. Los voluntarios, además de disfrutar el recuerdo, sintieron felicidad.