Las personas que usan la violencia probablemente en épocas pasadas hayan tenido experiencias de sucesos violentos y traumáticos o una historia de maltrato, dicen expertos.
Los progenitores que maltratan físicamente a sus hijos carecen de algún tipo de control en sus emociones y mantienen creencias distorsionadas acerca de la supuesta importancia de mantener una disciplina dura y rigurosa, aseguran especialistas del Ministerio de Salud (Minsa).
"Los padres y madres que usan la violencia contra sus hijos son personas que viven aisladas de otros familiares, evitan contactos sociales, tienen muy poca comunicación y falta de afecto hacia sus hijos. Asimismo, presentan modelos de crianza autoritarios, con frecuentes expresiones inapropiadas de ira o ataques de cólera", detallaron.
Para los expertos del Minsa, los padres suelen estar muy estresados y no manejan adecuadamente su ansiedad; tienen poca tolerancia a la frustración y perciben la conducta del niño como estresante, y fracasan en la utilización de métodos disciplinarios para corregir las conductas inapropiadas de sus hijos excediéndose en el castigo.
Las personas que usan la violencia -según explican- probablemente en épocas pasadas hayan tenido experiencias de sucesos violentos y traumáticos o una historia de maltrato.
Las consecuencias del maltrato infantil pueden ser graves y podría causar problemas en el desarrollo de sus relaciones de vínculo o confianza con el entorno familiar, educativo y su comunidad, baja autoestima, inadecuado autocontrol de sus relaciones interpersonales, agresividad, aislamiento y hasta presencia de conductas antisociales.
“Los castigos pueden traer como consecuencia problemas de ansiedad, sueño, tics nerviosos, tartamudez, trastornos por estrés postraumáticos, depresivos y hasta intentos de suicidio”, finalizaron.
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