El mal de Alzheimer es la forma más común de demencia. Los síntomas típicos se manifiestan cuando la enfermedad ya ha avanzado. Aún no hay medicamentos eficaces, pero la investigación progresa.
El mal de Alzheimer es la forma más común de demencia. Los síntomas típicos se manifiestan cuando la enfermedad ya ha avanzado. Aún no hay medicamentos eficaces, pero la investigación progresa.
La ciudad de Bonn es clave en la investigación de la enfermedad de Alzheimer. Allí trabajan dos centros de investigación en estrecha cooperación: el Centro Alemán de Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas y el Instituto de Investigación Caesar. Científicos de ambos institutos aúnan esfuerzos para hallar una solución al enigma que plantea la “enfermedad del olvido”.
El mal de Alzheimer se diferencia claramente de otras enfermedades del sistema nervioso. Destruye la capacidad de recordar, en especial, la memoria episódica. Las personas afectadas olvidan cosas banales como, por ejemplo, el lugar donde estacionaron su automóvil, la última vez que hicieron compras, la fecha en que se casaron y hasta la ciudad en la que viven. Así describe la enfermedad Gabor Petzold, investigador del Centro Alemán de Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas (DNZE, por sus siglas en alemán).
Capaces de manejar, pero olvidaron dónde está el auto
Los enfermos de Alzheimer parecen al comienzo estar sanos y en buena forma física. La llamada memoria procedimental, que se encarga, entre otras cosas, de las habilidades motoras para llevar a cabo un movimiento, resulta afectada cuando la enfermedad ya ha avanzado. Se trata de procesos inconcientes, “cosas que se han aprendido y para las cuales no es necesario un control conciente, como, por ejemplo, manejar un automóvil o andar en bicicleta”, explica Petzold.
El diagnóstico "Alzheimer" es un desafío para el paciente y para sus allegados.
Dos proteínas producidas por las neuronas son responsables del brote de la enfermedad: la proteína beta-amiloide y la proteína tau, ambas presentes también en personas sanas. El mal de Alzheimer se produce cuando aumenta la concentración de esas proteínas y éstas se acumulan en grumos que se apelmazan formando placas en el cerebro.
La proteína beta-amiloide se acumula fuera de las neuronas, mientras que la tau lo hace dentro de las mismas, ocasionando la destrucción de las dendritas y de las sinapsis, encargadas de transmitir información a nivel intercelular.
A la búsqueda de una sustancia efectiva contra el Alzheimer
“Si se lograse desactivar la proteína tau, eso sería un éxito, porque entonces las sinapsis podrían regenerarse”, explica el experto. Por eso, el equipo de Mandelkow se enfoca en hallar una sustancia que evite la acumulación de proteína tau.
Los Mandelkow ya han estudiado cerca de 200.000 sustancias. “Encontramos algunas que no solo impiden la acumulación de proteína tau en el tubo de ensayo, sino que también disuelven los grumos que ya se habían formado”, subraya Eva-Maria Mandelkow.
Si bien las sustancias aún no funcionan en seres humanos, al menos en experimentos con lombrices ya se perfilan los primeros éxitos. Las lombrices en las que se habían formado placas tau y habían quedado paralizadas, volvieron a moverse luego de habérseles aplicado un inhibidor de acumulación proteínica.
Pasarán varios años hasta que se puedan desarrollar medicamentos aplicables a seres humanos. Sin embargo, actualmente ya se puede lograr retrasar el desarrollo del Alzheimer, asegura la investigadora. La clave es el deporte. En pruebas con ratones se comprobó que aquellos que corren mucho enferman de demencia mucho más tarde que los otros.
El investigador Gabor Petzold confirma ese descubrimiento: “Los pacientes de Alzheimer sufren más frecuentemente de una insuficiencia circulatoria o isquemia en el cerebro que las personas que no enferman de Alzheimer”, afirma.
La isquemia y el desarrollo de Alzheimer conforman un verdadero círculo vicioso. Las placas impiden la natural expansión de los vasos sanguíneos, provocando isquemia. Y la isquemia tiene, a su vez, como consecuencia, que las placas no sean transportadas eficazmente. Supuestamente, esa también sería la razón por la cual la diabetes y la alta presión son asimismo factores de riesgo para el mal de Alzheimer.
Fuente: Deutsche Welle
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