Los beneficios de pasar tiempo en esta posición son progresivos y las actividades del infante cambian mes a mes.
Existe mucho temor de colocar a un bebé boca abajo debido al miedo a asfixia o porque la postura los incomoda y los hace llorar. Sin embargo, los bebés que pasan mayor tiempo en esta postura suelen desarrollar mayor fuerza en los músculos de la espalda y de la parte posterior del cuello.
Poner al bebé boca abajo es ideal para fortalecer los músculos de su espalda. Además, posibilita el trabajo que realiza el infante desde que puede sentarse hasta el inicio de un gateo adecuado.
Esta posición se facilita colocando una almohada que forme un plano inclinado debajo del bebé, evitando que el niño se incomode y empiece a llorar. Esta técnica se recomienda a partir del segundo mes para incentivar el movimiento en los brazos, cuello y piernas.
Desde el tercer mes, el apoyo en los antebrazos facilitará la extensión de la cabeza para que el bebé pueda iniciar el movimiento. A los cinco meses, será capaz de cargar peso sobre las manos y posteriormente coger un objeto con una sola mano, apoyándose en la otra.
Cuando cumpla los 7 meses, el niño empezará a arrastrarse con la fuerza en el tronco y la ayuda de los brazos. Finalmente, a los 8 meses, utilizará sus piernas y comenzará a gatear.
La postura prona o boca abajo, es importante para la realización de actividades correspondientes a los diferentes meses de vida de los bebés. Recuerde siempre visitar a su pediatra, neuropediatra y fisioterapeuta para un adecuado control del desarrollo. De esta manera logrará sacarle provecho a esta postura a medida que el niño vaya creciendo.
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