La vida en democracia favorece al desarrollo de valores como el respeto y la responsabilidad, ambos necesarios para la salud mental comunitaria.
Generalmente se habla de democracia bajo un contexto político o social. Pero ¿qué implicancias tiene en la salud mental?, ¿cómo podemos aprender y enseñar a convivir en un estado democrático?
La salud mental requiere que la persona pueda dirigir y decidir sobre sí misma, expresando sus ideas y sentimientos. Es así que la democracia favorece a la salud mental, promoviendo un ambiente donde la persona manifiesta sus pensamientos y emociones, lo que posibilitará el desarrollo de sus capacidades y la propagación de su bienestar.
Para enseñar democracia, primero debemos aprender a convivir con ella, dentro de nuestros centros de trabajo, escuelas y principalmente en la familia.
¿Cómo dejamos que nuestros hijos participen democráticamente? Primero debemos identificar el tipo de política establecida en casa. Puede ser autoritaria, donde las decisiones son tomadas sólo por una persona, o democrática donde se consultan con todos los miembros de la familia.
Toma nota de algunos puntos que puedes consultar con tus hijos para incluirlos en la toma de decisiones y construir un clima democrático dentro de su familia:
-Los alimentos de su lonchera.
-La vestimenta que utiliza.
-Actividades familiares de fines de semana.
-La película que verán en el cine.
-Las tareas de la casa que podría asumir.
-Los juguetes que desea comprar.
-Las actividades extracurriculares en las que quiere participar.
En realidad no hay una lista precisa, lo esencial es que el niño aprenda a que puede ser escuchado y consultado, y que él mismo asume la responsabilidad de una decisión. Que aprenda a escuchar y consultar a sus padres y/o familiares.
Es así que la democracia favorece el desarrollo de valores como el respeto y la responsabilidad; tan importantes para la salud mental comunitaria, además de crear un estado de bienestar de las personas.
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