Lamentan que la gripe AH1N1 concentre la atención pública, mientras que otras infecciones resultan mucho más mortales.
La complacencia de los países desarrollados y ricos frente a las epidemias se ha convertido en una "seria amenaza" sanitaria y su resultado es la "reaparición de enfermedades que se creían erradicadas" en esas naciones, según un informe sobre su creciente impacto en el mundo.
El responsable de emergencias sanitarias de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Tammam Aloudat, dijo a Efe al presentar el informe que entre las epidemias, de las que el mundo rico se creía libre pero que están regresando, figuran las del sarampión, la gripe y la forma más resistente de tuberculosis.
El experto comparó las epidemias con las guerras, pero dijo que las primeras son aún peores porque "los agentes infecciosos son listos, se adaptan, no tienen piedad y no podemos negociar con ellos".
"No hemos ganado la guerra y quizás ahora estamos más lejos de lograrlo que antes, pues cada año 14 millones de personas mueren a causa de enfermedades infecciosas", dijo Tammam Aloudat en una rueda de prensa.
En este sentido, lamentó que la gripe A concentre la atención pública, mientras que otras infecciones resultan mucho más mortales.
"Este año, más personas han sido infectadas que nunca por la meningitis y más personas contrajeron polio, que creíamos cerca de quedar erradicada, pero no es así", afirmó.
La situación es tan grave en ciertos lugares del mundo que la esperanza de vida es allí equivalente de lo que era hace 10.000 años, explicó Aloudat al presentar el informe de la FICR.
El estudio denuncia también la ausencia de una respuesta adecuada ante el creciente impacto de las epidemias en el desarrollo socioeconómico de los países más pobres, lo que ha llevado a una situación que denomina "fractura epidémica".
A este respecto, se revela que la fiebre dengue -enfermedad con una mortalidad anual relativamente baja y que se cifra en 18.000- afecta sin embargo a 9 millones de personas que no pueden llevar una vida normal debido a la enfermedad, la gran mayoría en países pobres.
Prueba de que la situación se agrava es que las intervenciones de la FICR ante epidemias se triplicaron entre 2004 y 2007, mientras que entre 2007 y 2008 el número de personas atendidas por esa causa creció un 15,4 por ciento.
"Ese aumento indica mejores capacidades (de atención), pero también que los brotes siguen siendo una gran carga para la sanidad y la economía, sobre todo, en los países en desarrollo", señala el informe.
Sólo en el primer trimestre de 2009, las sociedades nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja atendieron a más de 10,6 millones de personas por epidemias, frente a un total de 16,3 millones en 2008.
Asimismo, el informe explica que aunque las enfermedades no transmisibles, como el cáncer o las cardiovasculares, son ahora la primera causa de mortalidad mundial (seis por cada diez decesos), esto esconde la gravedad del problema de las patologías infecciosas (tres de cada diez fallecimientos).
Los problemas relacionados con el embarazo, el parto y los problemas nutricionales son responsables de una de cada diez muertes.
Para poner en evidencia el verdadero peso de las epidemias, los expertos de la FICR señalan que "un hombre de 70 años que sucumbe a una crisis cardiaca en Suiza habrá perdido 9 años con respecto a la esperanza de vida nacional, que es de 79 años, pero al haber estado jubilado pudo ejercer la totalidad de su vida activa, criar a sus hijos y atender a las necesidades de su familia".
En ese caso, "el impacto socioeconómico de su desaparición será moderado", frente a un estudiante de Mozambique de 20 años que muere a causa del cólera.
"Aunque la esperanza de vida en Mozambique sea muy inferior (48 años para los hombres), las consecuencias socioeconómicas de su muerte serán mucho más graves: su comunidad no se beneficiará de las competencias que había adquirido, no podrá cuidar de sus padres ni de sus hermanos menores y no podrá cultivar la tierra", subraya el informe. EFE
El responsable de emergencias sanitarias de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Tammam Aloudat, dijo a Efe al presentar el informe que entre las epidemias, de las que el mundo rico se creía libre pero que están regresando, figuran las del sarampión, la gripe y la forma más resistente de tuberculosis.
El experto comparó las epidemias con las guerras, pero dijo que las primeras son aún peores porque "los agentes infecciosos son listos, se adaptan, no tienen piedad y no podemos negociar con ellos".
"No hemos ganado la guerra y quizás ahora estamos más lejos de lograrlo que antes, pues cada año 14 millones de personas mueren a causa de enfermedades infecciosas", dijo Tammam Aloudat en una rueda de prensa.
En este sentido, lamentó que la gripe A concentre la atención pública, mientras que otras infecciones resultan mucho más mortales.
"Este año, más personas han sido infectadas que nunca por la meningitis y más personas contrajeron polio, que creíamos cerca de quedar erradicada, pero no es así", afirmó.
La situación es tan grave en ciertos lugares del mundo que la esperanza de vida es allí equivalente de lo que era hace 10.000 años, explicó Aloudat al presentar el informe de la FICR.
El estudio denuncia también la ausencia de una respuesta adecuada ante el creciente impacto de las epidemias en el desarrollo socioeconómico de los países más pobres, lo que ha llevado a una situación que denomina "fractura epidémica".
A este respecto, se revela que la fiebre dengue -enfermedad con una mortalidad anual relativamente baja y que se cifra en 18.000- afecta sin embargo a 9 millones de personas que no pueden llevar una vida normal debido a la enfermedad, la gran mayoría en países pobres.
Prueba de que la situación se agrava es que las intervenciones de la FICR ante epidemias se triplicaron entre 2004 y 2007, mientras que entre 2007 y 2008 el número de personas atendidas por esa causa creció un 15,4 por ciento.
"Ese aumento indica mejores capacidades (de atención), pero también que los brotes siguen siendo una gran carga para la sanidad y la economía, sobre todo, en los países en desarrollo", señala el informe.
Sólo en el primer trimestre de 2009, las sociedades nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja atendieron a más de 10,6 millones de personas por epidemias, frente a un total de 16,3 millones en 2008.
Asimismo, el informe explica que aunque las enfermedades no transmisibles, como el cáncer o las cardiovasculares, son ahora la primera causa de mortalidad mundial (seis por cada diez decesos), esto esconde la gravedad del problema de las patologías infecciosas (tres de cada diez fallecimientos).
Los problemas relacionados con el embarazo, el parto y los problemas nutricionales son responsables de una de cada diez muertes.
Para poner en evidencia el verdadero peso de las epidemias, los expertos de la FICR señalan que "un hombre de 70 años que sucumbe a una crisis cardiaca en Suiza habrá perdido 9 años con respecto a la esperanza de vida nacional, que es de 79 años, pero al haber estado jubilado pudo ejercer la totalidad de su vida activa, criar a sus hijos y atender a las necesidades de su familia".
En ese caso, "el impacto socioeconómico de su desaparición será moderado", frente a un estudiante de Mozambique de 20 años que muere a causa del cólera.
"Aunque la esperanza de vida en Mozambique sea muy inferior (48 años para los hombres), las consecuencias socioeconómicas de su muerte serán mucho más graves: su comunidad no se beneficiará de las competencias que había adquirido, no podrá cuidar de sus padres ni de sus hermanos menores y no podrá cultivar la tierra", subraya el informe. EFE
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