Por Dra. Jarelys Hernández, médico especialista en enfermedades infecciosas de Cleveland Clinic. En las últimas semanas hemos visto que cada vez más pacientes presentan secuelas de COVID-19, después de la recuperación tras la infección.
Por Dra. Jarelys Hernández, médico especialista en enfermedades infecciosas de Cleveland Clinic.
En las últimas semanas, términos como “long Covid” o “Covid prolongado” han acaparado importantes espacios en los medios de comunicación a nivel mundial. El motivo se debe a que cada vez más pacientes presentan secuelas de la enfermedad de COVID-19, después de la recuperación.
Para entender este concepto es importante tener en cuenta varias cosas. Por ejemplo, los efectos de este coronavirus pueden presentarse en cualquier paciente; sin importar la edad o el sexo. Por lo general, se determina la presencia de este mal después de 4 semanas del diagnóstico. Los síntomas son muy fluctuantes y varían dependiendo del organismo. Algunos síntomas más comunes son: fatiga, dificultad para respirar, alteración de la atención, del sueño, y la memoria, dificultad para concentrarse, ansiedad y depresión, cambios o pérdida del olfato o gusto. Sobre este último podría dejar de percibir olores o, todo lo contrario, generar un cambio radical en el mismo. Por ejemplo, el olor a café ya no sería ese sino a barbacoa.
En el camino puede encontrar otras anormalidades como: cambios en el ciclo menstrual, dolor o molestias en el pecho, pérdida de cabello, diarrea, fatiga extenuante, molestias en las articulaciones, así como en los músculos. La extensión de estos efectos es bastante relativa ya que pueden durar un par de semanas, así como 1 año, o quizás más tiempo ya que aún continuamos aprendiendo sobre esta condición. Además, es importante considerar diversos factores como, por ejemplo, qué tan complicado fue su COVID-19 agudo y que condiciones pre-existentes padece.
Grupo más vulnerable
Lastimosamente, nadie está libre de ello. Cualquier persona una vez infectada por COVID-19 pudiera continuar padeciendo de estos síntomas o desarrollarlos después de unos días o semanas.
¿Cómo diferenciarlo de una enfermedad respiratoria crónica?
Para ello, es importante señalar que el COVID-19 es una condición primeramente aguda, que presenta de manera leve o severa, y un promedio de 10-30% de estos pacientes (quizás más) puedan desarrollan el “síndrome post-COVID-19 agudo”. Este síndrome es una entidad heterogénea y se caracteriza por una diversidad de síntomas, y no todos son de origen respiratorio. Este síndrome también incluye síntomas cardiovasculares, neurológicos, cognitivos y psiquiátricos, entre otros.
¿Qué hacer?
Es importante que el paciente esté siempre alerta a sus síntomas y dialogue con su médico al respecto cuanto antes, y continuamente. Especialmente si los síntomas incluyen molestia o dolor en el pecho, mareos, y dificultad para respirar. De esta forma, el especialista determinará qué tratamiento o indicaciones deben realizarse.
También se recomienda una hidratación constante y una buena alimentación basada en comidas pequeñas y porciones frecuentes. Eso ayudará a mitigar lo síntomas. Actividad física según tolere es muy importante también.
Finalmente, se debe continuar con todas las medidas sanitarias posibles. El uso de mascarilla es fundamental, especialmente en espacios cerrados; así también, el lavado de mano continuo, y el distanciamiento social deben continuar siendo parte de su día a día. Un especial llamado a la vacunación para combatir de manera individual y colectiva a este gran mal.
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