Por Manuel Mayorga Espichán, médico Intensivista y director nacional de la Facultad de Salud de Universidad Privada del Norte. Debido a que las nuevas variantes son extremadamente contagiosas debemos usar un respirador KN95 o doble mascarilla.
Por Manuel Mayorga Espichán, médico Intensivista y director nacional de la Facultad de Salud de Universidad Privada del Norte.
A pesar del inicio de la vacunación en nuestro país todavía estamos lejos de un nivel optimo de cobertura que permita impactar significativamente en el control de la pandemia. Es importante recordar que la vacuna no evita la infección del virus y debemos mantener las medidas de bioseguridad y protección personal. Considerando que la principal vía de transmisión a través de los aerosoles que se generan al respirar, hablar o toser; el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico y el evitar espacios concurridos cerrados (donde el virus puede permanecer suspendido en el aire hasta por 3 horas) son las más importantes maneras de prevención para el control de la pandemia.
Debido a que las nuevas variantes del SARS CoV-2, especialmente la brasileña, son extremadamente contagiosas (10 veces más carga viral e infecciosidad mayor del 200%), las máscaras inicialmente recomendadas (comunitaria y quirúrgica) ya no son suficientes, y debemos usar un respirador KN95 o equivalente (N95, FPP2) o doble mascarilla: una quirúrgica que cubra totalmente nariz, boca y barbilla, y otra de tela para mejorar el sellado entre la primera capa y la piel de la cara, evitando las fugas que se producen en los bordes laterales y el puente nasal.
Un reciente estudio experimental evaluó la eficiencia de filtración de las máscaras midiendo la concentración de partículas de cloruro de sodio en su cara interna luego de la exposición a aerosoles en una cámara cerrada, tanto en reposo como luego de realizar movimientos de la cabeza y los músculos faciales. Cuando se usó una sola mascarilla quirúrgica, el rango promedio de eficiencia fue de 43% a 62%. En el caso de las máscaras de tela (algodón), la protección fue menor que las quirúrgicas: entre 41% y 44%. Cuando se probaron dos de tela la eficiencia mejoró discretamente pero se redujo la transpirabilidad y comfort.
¿Qué ocurrió cuando se colocaba una máscara quirúrgica sobre otra de tela?
La protección se incrementó muy discretamente (10%). Era como usar solo una máscara de tela. Por el contrario, cuando la mascarilla de algodón se usó encima de la quirúrgica la eficiencia se incrementó notablemente del 66% al 81%.
Muchas de las mascarillas quirúrgicas que se comercializan en el mercado usan polipropileno no tejido que es el mismo material filtrante de alta eficiencia que se utiliza en los respiradores KN95. Basándose en el estudio se sugiere que es el ajuste y no el material el factor más importante para la eficiencia de las máscaras.
Es importante difundir la manera correcta de usar estos protectores:
1) Si usas una KN95 no es necesario adicionar ninguna otra máscara (ni quirúrgica ni de tela, ni encima ni debajo del respirador). Incluso el usar cualquier otra máscara debajo de la KN95 puede reducir su eficiencia por disminución del ajuste.
2) Si no dispones de un respirador KN95 debes usar doble máscara: una quirúrgica pegada a la cara y una de tela encima de la anterior (no al revés).
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