Científicos descubren que genes en fetos presentan cambios de acuerdo al tipo de dieta que emplee la madre, lo que condiciona su salud. Fetos mujeres son más sensibles a las dietas.
La dieta de una mujer durante el embarazo puede influir en la salud de su futuro bebé y más aun si alberga una niña, por lo que una alimentación controlada en los nueve meses de embarazo reduce el riesgo de los pequeños de padecer enfermedades cardiacas cuando sean adultos.
Una dieta con alto contenido en grasas, otra rica en hidratos de carbono, o una equilibrada, provocan distinta expresión en los genes de la placenta, lo que condiciona la futura salud del feto, según un estudio de la universidad de Missouri-Columbia, publicado hoy por "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS).
La profesora Cheryl Rosenfeld y sus compañeros extrajeron una muestra de Ácido Ribonucleico (ARN) de la placenta de distintas ratas en el día 12 y medio de gestación para someterla al análisis de un microchip, que identificó una expresión genética diferente según la dieta suministrada a la progenitora.
Los autores del estudio observaron diferencias en la expresión de cerca de 2.000 genes de la placenta, entre los que se incluían los relacionados con el sentido del olfato y con la función de los riñones.
La investigación indica que las féminas en desarrollo podrían ser más sensibles a la alimentación de sus madres, según demostraron las llamativas alteraciones de los genes extraídos de sus placentas frente a las presentadas por los genes de las placentas de varones.
Anteriormente, los científicos habían descubierto que la alimentación de la madre también condicionaba el sexo del bebé, pues dietas ricas en calorías propician el nacimiento de varones en un gran número de especies mamíferas.
Asimismo, se sabe que la probabilidad de que madres obesas den a luz a varones es más alta que la de engendrar hembras. El 50 por ciento de las mujeres embarazadas de Estados Unidos, donde se realizó el estudio, presentan sobrepeso.
Para los investigadores, entender la relación entre la dieta materna y la expresión de los genes podría ayudar a confeccionar un modelo de nutrición prenatal que mejore la salud del feto en humanos, y reducir el riesgo del bebé a desarrollar en un futuro enfermedades relacionadas con la alimentación.
EFE
Una dieta con alto contenido en grasas, otra rica en hidratos de carbono, o una equilibrada, provocan distinta expresión en los genes de la placenta, lo que condiciona la futura salud del feto, según un estudio de la universidad de Missouri-Columbia, publicado hoy por "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS).
La profesora Cheryl Rosenfeld y sus compañeros extrajeron una muestra de Ácido Ribonucleico (ARN) de la placenta de distintas ratas en el día 12 y medio de gestación para someterla al análisis de un microchip, que identificó una expresión genética diferente según la dieta suministrada a la progenitora.
Los autores del estudio observaron diferencias en la expresión de cerca de 2.000 genes de la placenta, entre los que se incluían los relacionados con el sentido del olfato y con la función de los riñones.
La investigación indica que las féminas en desarrollo podrían ser más sensibles a la alimentación de sus madres, según demostraron las llamativas alteraciones de los genes extraídos de sus placentas frente a las presentadas por los genes de las placentas de varones.
Anteriormente, los científicos habían descubierto que la alimentación de la madre también condicionaba el sexo del bebé, pues dietas ricas en calorías propician el nacimiento de varones en un gran número de especies mamíferas.
Asimismo, se sabe que la probabilidad de que madres obesas den a luz a varones es más alta que la de engendrar hembras. El 50 por ciento de las mujeres embarazadas de Estados Unidos, donde se realizó el estudio, presentan sobrepeso.
Para los investigadores, entender la relación entre la dieta materna y la expresión de los genes podría ayudar a confeccionar un modelo de nutrición prenatal que mejore la salud del feto en humanos, y reducir el riesgo del bebé a desarrollar en un futuro enfermedades relacionadas con la alimentación.
EFE
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