Aunque el autoestima se forma en la infancia y la juventud, durante la vida adulta sus niveles fluctúan y para los momentos en los que está baja existen herramientas para mejorarla y mantenerla en niveles estables y saludables.
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de nosotros mismos.
Se construye principalmente en la infancia y la adolesencia, siendo ambas etapas, las que van a determinar nuestra forma de vernos a nosotros mismos, cómo nos relacionamos con la familia, los amigos, la pareja y otros grupos humanos.
Es importante señalar que sea cuál sea nuestro nivel de autoestima, siempre podemos elevarla y así mejorar nuestra calidad de vida.
Según la psicóloga española, Silvia Congost, autora de 'Autoestima automática', nuestra autoestima se forma a partir del reconocimiento, la aprobación y el afecto de nuestros padres y aunque hasta un 30% de cómo vemos el mundo proceda de la genética, un 70% depende del entorno, lo que deja un amplio margen para poder cambiar los aspectos menos positivos.
En ese sentido, la psicóloga elaboró un artículo en el que detalla 10 factores que pueden jugarnos en contra cuando se trata de mantener nuestra autoestima alta, además, da algunas alternativas para contrarrestarlos.
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