El descubrimiento abre nuevas opciones para tratar la epilepsia, la ansiedad y los trastornos del sueño.
Investigadores de la Universidad de Stanford encontraron una proteína que actúa en el cerebro como un tranquilizante natural semejante al valium, un fármaco cuya aplicación inicial era la de combatir los ataques epilépticos, aunque es más conocido por sus efectos sedantes.
La nueva molécula, denominada DBI, podría ser importante en el diseño de nuevas terapias con menos efectos secundarios no solo en ciertos tipos de epilepsia no convulsiva, como las crisis de ausencia o pequeño mal, sino también para combatir la ansiedad y los trastornos del sueño, según un trabajo publicado en el último número de “Neuron”.
Utilizado para aliviar la ansiedad, los espasmos musculares, las crisis convulsivas y para controlar la agitación causada por la abstinencia de alcohol, el diazepam, cuya denominación comercial y más conocida es valium, fue puesto a la venta en 1965 y aún hoy es uno de los fármacos psicoactivos más utilizados.
El valium actúa disminuyendo la transmisión de los impulsos nerviosos y de ahí sus efectos sedantes, informa abc.es.
El hecho de que pudiera unirse a determinadas zonas del cerebro y ejercer así su efecto calmante sugería que debía haber alguna sustancia tranquilizante producida por el cerebro que de forma natural tuviera el mismo efecto que el diazepam, pero hasta ahora no se había localizado.
Este “valium natural” ahora descubierto, denominado inhibidor de la unión al diazepam (DBI, por sus siglas en inglés) ejerce su acción en una zona muy concreta situada en el centro del cerebro, el tálamo, una estructura a la que llega toda la información procedente de los sentidos, menos el olfato, y que sirve como estación repetidora para enviar esas señales a la corteza cerebral, donde se procesan.
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