Los hornos, parrillas y braseros humeantes contribuyen a la aparición de enfermedades, como la neumonía, el cáncer de pulmón y la obstrucción pulmonar crónica, alertan.
Al menos 2 millones de personas mueren cada año a causa de los hornos, parrillas y braseros humeantes, por ello, especialistas recomiendan reemplazar estos "implementos primitivos" por cocinas limpias y asequibles con la finalidad de evitar más muertes por este tipo de contaminación, revela un artículo de la revista Science.
Ese tipo de hornos, braseros y cocinillas que se emplean en millones de hogares de ingresos medios y bajos queman leña, desechos de las cosechas, carbón o estiércol y contaminan con su humo los hogares de unas 3.000 millones de personas, casi la mitad de la población mundial.
"Mucha gente en los países desarrollados no se da cuenta de que el humo de los braseros y cocinillas dentro de casa causa un daño terrible a la salud de un gran número de personas", dijo Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y uno de los autores del estudio.
"Estos quemadores primitivos llenan la casa con humo denso y cubren de hollín las paredes y los techos al punto que enferman a los habitantes", añadió.
Las mujeres y los niños son quienes están más expuestos a los efectos adversos de las cocinillas y hornos ineficaces, ya que los hombres adultos en general salen a trabajar afuera de la casa. Entre esos riesgos se incluye la neumonía, el cáncer de pulmón y la obstrucción pulmonar crónica.
Ante esta situación las Naciones Unidas ha puesto en marcha una Alianza Mundial para Estufas Limpias, una asociación del sector público y privado para la creación de un mercado global de cocinillas y combustibles eficientes en el mundo en desarrollo.
La meta de esta alianza es que para el año 2020 unos 100 millones de hogares hayan adoptado cocinillas y hornos limpios y eficientes.
-EFE-
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