De acuerdo con un estudio de Devida, hecho en el año 2008, la prevalencia del uso de estimulantes sin receta médica entre escolares del país es de 1.8%.
Las anfetaminas, usadas en niños con hiperactividad o déficit de atención, han comenzado a administrarse de manera irregular entre menores que no presentan ese problema, con la falsa idea de que tendrán un mejor desempeño escolar y deportivo.
“En el caso de las anfetaminas, el índice de consumo es todavía menor, pero lo preocupante es que ha aparecido entre escolares de secundaria”, dijo Alfonso Zavaleta, especialista del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro).
Durante el panel “Nuevos retos a los que se enfrentan los adolescentes”, comentó, por ejemplo, que el medicamento Retalín, prescrito por pediatras, ha empezado a recetarse más, “creando la imagen de que su uso permite a los chicos hacer mil cosas, que usualmente no pueden”.
Zavaleta dijo que, cuando crece y se hace común la percepción de los efectos positivos de este medicamento en el lado cognitivo, también se eleva su consumo sin receta médica.
Indicó que las anfetaminas fueron muy usadas por universitarios en las en las décadas del 60 y 70, y estuvieron siempre vinculadas al tema de estudios, para no dormirse, pero con el tiempo su uso descendió y se elevó el de la cocaína.
Agregó que hay un grupo de anfetaminas que supuestamente ayudan a estudiar porque mejoran la concentración y otras se constituyen en buenos estimulantes para una fiesta o reunión social, pero en todos los casos, son sustancias que generan adicción.
“Las prescriptas y vigiladas por un médico no revisten mayor problema, pues se dan cuando el menor las requiere. El riesgo se encuentra en aquellas, cuyo origen se desconoce o son producto de la automedicación”, remarcó.
De acuerdo con un estudio de Devida, hecho en el año 2008, la prevalencia del uso de estimulantes sin receta médica entre escolares del país es de 1.8%.
En tanto, un estudio realizado el 2011 por la misma entidad determinó que el 4.7% de escolares de secundaria, sin distinción de sexo, usó estimulantes sin receta médica para estar más activo y mejorar su rendimiento escolar o laboral. Su uso fue superior en escuelas públicas (5,2%) que en privadas (3,1%).
ANDINA
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