Aunque no hay cifras oficiales, especialistas consideran que la enfermedad afecta al 80 por ciento de los indígenas.
La etnia amazónica peruana de los Kandozi pidió hoy que se declare en emergencia la zona en que habitan, la provincia del Datem del Marañón, en la región de Loreto, debido a una epidemia de hepatitis B que afecta a un 68 por ciento de sus miembros.
"Pedimos que se declare en emergencia a la zona Kandozi", dijo en una rueda de prensa en Lima el "apu" (jefe indígena de una comunidad) Venancio Ukuma en su lengua y con la traducción del enfermero Simón Sánchez.
El pedido fue secundado por el presidente del Comité de ciudadanos de lucha contra la hepatitis, Edson Aguilar, quien enfatizó que la declaratoria de emergencia debería extenderse a otras zonas porque la hepatitis B afecta a "otras comunidades nativas también, que ven mermada su población año a año".
Venancio Ukuma integra una comisión que ha viajado desde las comunidades kandozi hasta Lima, integrada también por Simón Sánchez, y su hija Tomasa Sánchez (actualmente hospitalizada en la capital peruana por complicaciones por la hepatitis B) y la especialista en salud medioambiental de la filial peruana de World Wild Fund (WWF), Gianina Lucana, para pedir ayuda al Gobierno.
Un estudio del Instituto Nacional de Salud, elaborado en base a un muestreo realizado en el 2000, indicó que un 68 por ciento de los kandozi tenía hepatitis B y aunque no hay cifras oficiales, el infectólogo César Ramal, del hospital Regional de Loreto, considera que la enfermedad afecta al 80 por ciento de los indígenas.
La portavoz de WWF detalló que, de 159 kandozis infectados que se detectaron en esa época, 70 sobreviven y su estado es crítico, al pedir al gobierno central que brinde a la etnia tratamientos retrovirales.
Si el gobierno "ha reconocido el aporte del pueblo kandozi en la conservación, por qué no le dan lo que corresponde por derecho: el acceso a un tratamiento y le dan la oportunidad de ver crecer a sus hijos y de no extinguirse como pueblo", añadió.
Por ello, el decano del Colegio Médico del Perú, Julio Castro, pidió al gobierno que se actualicen los datos sobre los kandozis portadores de la hepatitis B para planificar una estrategia que trate esta enfermedad.
Castro también pidió investigar cómo se han contagiado los indígenas, ya que ellos sostienen que la hepatitis B apareció cuando la petrolera Occidental Petroleum Company comenzó sus trabajos de exploración en la zona.
Si bien la enfermedad se propaga principalmente por la vía sexual, y de madre a hijo, existen otras formas de contagio como es el consumo de "masato" (una bebida tradicional a base de yuca fermentada con saliva humana y en ocasiones mezclada con la sangre de las encías), o por picaduras de mosquito o murciélagos, acotó Lucana.
El ministro peruano de Salud, Oscar Ugarte, se reunirá hoy con la delegación de kandozis, mientras que WWF tiene previsto presentar un plan integral sanitario, informó el biólogo de la ong ambientalista, Aldo Soto.
EFE
"Pedimos que se declare en emergencia a la zona Kandozi", dijo en una rueda de prensa en Lima el "apu" (jefe indígena de una comunidad) Venancio Ukuma en su lengua y con la traducción del enfermero Simón Sánchez.
El pedido fue secundado por el presidente del Comité de ciudadanos de lucha contra la hepatitis, Edson Aguilar, quien enfatizó que la declaratoria de emergencia debería extenderse a otras zonas porque la hepatitis B afecta a "otras comunidades nativas también, que ven mermada su población año a año".
Venancio Ukuma integra una comisión que ha viajado desde las comunidades kandozi hasta Lima, integrada también por Simón Sánchez, y su hija Tomasa Sánchez (actualmente hospitalizada en la capital peruana por complicaciones por la hepatitis B) y la especialista en salud medioambiental de la filial peruana de World Wild Fund (WWF), Gianina Lucana, para pedir ayuda al Gobierno.
Un estudio del Instituto Nacional de Salud, elaborado en base a un muestreo realizado en el 2000, indicó que un 68 por ciento de los kandozi tenía hepatitis B y aunque no hay cifras oficiales, el infectólogo César Ramal, del hospital Regional de Loreto, considera que la enfermedad afecta al 80 por ciento de los indígenas.
La portavoz de WWF detalló que, de 159 kandozis infectados que se detectaron en esa época, 70 sobreviven y su estado es crítico, al pedir al gobierno central que brinde a la etnia tratamientos retrovirales.
Si el gobierno "ha reconocido el aporte del pueblo kandozi en la conservación, por qué no le dan lo que corresponde por derecho: el acceso a un tratamiento y le dan la oportunidad de ver crecer a sus hijos y de no extinguirse como pueblo", añadió.
Por ello, el decano del Colegio Médico del Perú, Julio Castro, pidió al gobierno que se actualicen los datos sobre los kandozis portadores de la hepatitis B para planificar una estrategia que trate esta enfermedad.
Castro también pidió investigar cómo se han contagiado los indígenas, ya que ellos sostienen que la hepatitis B apareció cuando la petrolera Occidental Petroleum Company comenzó sus trabajos de exploración en la zona.
Si bien la enfermedad se propaga principalmente por la vía sexual, y de madre a hijo, existen otras formas de contagio como es el consumo de "masato" (una bebida tradicional a base de yuca fermentada con saliva humana y en ocasiones mezclada con la sangre de las encías), o por picaduras de mosquito o murciélagos, acotó Lucana.
El ministro peruano de Salud, Oscar Ugarte, se reunirá hoy con la delegación de kandozis, mientras que WWF tiene previsto presentar un plan integral sanitario, informó el biólogo de la ong ambientalista, Aldo Soto.
EFE
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