Cuando hablamos de la alimentación de los niños surgen dudas como: "Mi hija no come vegetales" o "mi hijo no quiere terminar la comida" y constantemente no sabemos que debemos cambiar en nuestra práctica diaria. Conoce algunos consejos para fortalecer el hábito alimenticio en los niños.
Cuando hablamos de la alimentación de los niños surgen dudas como: "Mi hija no come vegetales", "mi hijo no quiere terminar la comida" y constantemente no sabemos que debemos cambiar en nuestra práctica diaria.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2018, 40 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso y nos preocupa que su alimentación sea saludable y que le brinde todos los nutrientes que requiere para su crecimiento y desarrollo, alineado con el hecho que,
A partir de los 6 meses de edad se empiezan a instaurar los hábitos alimenticios y preferencias alimentarias que los acompañarán por los próximos 6 años de su vida. La variedad, cantidad y calidad de alimentos que ofrezcamos en esta etapa moldearán su conducta alimentaria y las costumbres que determinarán su salud en el futuro.
Al ser el primer acercamiento con los alimentos, muchos aceptarán rápidamente los nuevos sabores y otros los rechazarán, sobre todo los vegetales y/o frutas, debido a que no pueden relacionar el sabor con alguna experiencia pasada, buena o mala. Sin embargo, los niños siempre van a tener una preferencia innata por los sabores dulces y salados.
Al introducir un nuevo alimento, la frecuencia con que se brinde hará la diferencia. Lo recomendable permitir que el niño ingiera el alimento entre 8 a 10 veces para acostumbrarse a su sabor y aceptarlo.
La clave para generar buenos hábitos alimenticios es la persistencia y paciencia. Es aquí, donde la creatividad nos permitirá convertir los momentos de comer en experiencias increíbles, llenas de aprendizaje e interacción con la familia.
Estudios han demostrado la relación positiva de las comidas en familia sobre la calidad de la alimentación, donde se observó que los niños que comían en familia presentaban un mayor consumo de frutas y verduras y un menor consumo de grasas, refrescos y azúcar. La mesa siempre debe servirse con preparaciones de vegetales y frutas, de manera que todos puedan disfrutar de ellos.
A partir del primer año, el niño debe consumir las mismas preparaciones que la familia: cinco comidas al día: desayuno, medio mañana, almuerzo, media tarde y cena. Estas deben estar compuestas de alimentos que brinden energía como los cereales, alimentos ricos en proteínas como las carnes y vísceras (hígado, sangrecita, etc.) y alimentos con vitaminas y minerales para reforzar sus defensas, como las frutas y verduras.
Estos deben ser servidos en las cantidades adecuadas, en promedio son 7 a 10 cucharadas de comida (1 plato mediano), de las cuales al menos 2 cucharadas deben ser de un alimento de origen animal como el pescado, pollo, hígado, etc. Deben estar picados en cubos o rajas, que permitan reconocerlos a simple vista y estimulen la masticación del niño, se debe recordar que todo ingresa por los ojos.
Aprovechemos los colores de los vegetales para crear una armonía que incite a comer. Es importante dejar que el niño interactúe y participe activamente de cada tiempo de comida desde la selección, preparación hasta servido de los alimentos.
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