Un estudio indica que el significado negativo respecto a la hormona obedece a razones culturales y no a su efecto biológico, que en realidad equilibra al humano.
La hormona masculina testosterona no tiene efectos agresivos, contrariamente a una idea ampliamente difundida, según las conclusiones de un estudio publicado el martes por la edición internet de la revista científica Nature.
Un equipo de investigación dirigido por Christoph Eisenegger de la Universidad de Zurich observó a 120 mujeres mientras participaban en un juego que consistía en ponerse de acuerdo en el reparto de una suma de dinero a través de ofertas y negociaciones.
Antes de jugar, una parte de las mujeres recibían una dosis de 0,5 miligramos de testosterona y la otra un placebo.
Los investigadores pudieron comprobar que los equipos que había recibido la testosterona "hacían en general mejores ofertas, más equitativas, que los equipos que habían recibido el placebo", indicó un comunicado de la universidad suiza.
"La administración de una simple dosis de testosterona en las mujeres provoca una mejora de la sociabilidad en la negociación, reduce los conflictos y aumenta la eficacia de las interacciones sociales", afirma el estudio.
Los autores explican que la experiencia se hizo con mujeres debido a que los efectos neurofisiológicos de la absorción bajo la lengua de una dosis de 0,5 miligramos de testosterona son conocidos en las mujeres pero no en los hombres.
El supuesto vínculo entre la testosterona y la agresividad había sido corroborado por estudios en las prisiones que mostraban que los violadores tenían una tasa de testosterona mayor que los condenados por robo o consumo de droga, recuerdan los autores del estudio que agregan que esa correlación no implica una prueba de relación de causa y efecto.
Según otra hipótesis, "la testosterona provoca una búsqueda de estatuto social" que en las prisiones puede expresarse de modo "rebelde y antisocial", estiman los investigadores.
AFP
Un equipo de investigación dirigido por Christoph Eisenegger de la Universidad de Zurich observó a 120 mujeres mientras participaban en un juego que consistía en ponerse de acuerdo en el reparto de una suma de dinero a través de ofertas y negociaciones.
Antes de jugar, una parte de las mujeres recibían una dosis de 0,5 miligramos de testosterona y la otra un placebo.
Los investigadores pudieron comprobar que los equipos que había recibido la testosterona "hacían en general mejores ofertas, más equitativas, que los equipos que habían recibido el placebo", indicó un comunicado de la universidad suiza.
"La administración de una simple dosis de testosterona en las mujeres provoca una mejora de la sociabilidad en la negociación, reduce los conflictos y aumenta la eficacia de las interacciones sociales", afirma el estudio.
Los autores explican que la experiencia se hizo con mujeres debido a que los efectos neurofisiológicos de la absorción bajo la lengua de una dosis de 0,5 miligramos de testosterona son conocidos en las mujeres pero no en los hombres.
El supuesto vínculo entre la testosterona y la agresividad había sido corroborado por estudios en las prisiones que mostraban que los violadores tenían una tasa de testosterona mayor que los condenados por robo o consumo de droga, recuerdan los autores del estudio que agregan que esa correlación no implica una prueba de relación de causa y efecto.
Según otra hipótesis, "la testosterona provoca una búsqueda de estatuto social" que en las prisiones puede expresarse de modo "rebelde y antisocial", estiman los investigadores.
AFP
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