Recuerda que sudar mucho no es lo mismo de quemar grasa. El verdadero efecto de estas prendas es hacer que el organismo se deshidrate.
Nos encontramos en una etapa del año en que mucha gente está desesperada por bajar esos kilitos de más, acudiendo a opciones un tanto peligrosas para la salud. Un ejemplo de ello son las famosas fajas, altamente demandadas en ésta época de verano y sol.
Aún existe gente que cree en el mito de la eliminación de grasa localizada, tanto que actualmente vemos en los gimnasios una gran cantidad de personas que utilizan fajas en el abdomen para “quemar la grasa”.
¡Ojalá fuera tan fácil ponerse una faja y ya!, bajamos de peso y nos olvidamos de los odiosos rollitos de la cintura, pero no… no es tan fácil.
¿Por qué no debemos usar fajas para bajar de peso?
1.- Efectivamente, nos ponemos una faja y sudamos mucho más en esa zona abdominal, pero ojo… sudar no significa quemar grasa, el proceso que ejerce el sudor es totalmente distinto al proceso que tu cuerpo realiza cuando oxidas grasa. El sudor no es más que producto del efecto termorregulador que el líquido tiene en nuestro cuerpo para mantener una temperatura normal interna cuando realizamos una actividad física, y que lo recuperamos bebiendo más líquido.
En los gimnasios se escucha que “para quemar grasa tienes que sudar”. Pues no!, uno de los tantos mitos que existen a la hora de bajar de peso es que hay que hacer mucho ejercicio y sudar o transpirar lo más que se pueda para quemar grasa.
Sudar mucho no es lo mismo de quemar grasa, estas prendas de nylon o de hule, el único y verdadero efecto que tienen es que hacen que el organismo se deshidrate y termine uno agotándose y empiece a sentirse débil, y lo peor es que a veces cuando queremos “quemar grasa” con el ejercicio ni fuerza tenemos, porque tenemos acostumbrado al cuerpo a ejercitarse usando éstas prendas.
2.- Por otro lado, la presión que ejerce la faja sobre tu cuerpo, inmoviliza la zona muscular del lumbar, y reemplaza el trabajo que debería hacer ese músculo de forma natural. Entonces los músculos de esa zona se vuelven débiles y con falta de tono muscular. En otras palabras, al usar faja, todos los músculos se relajan. Cuando no la usamos, el ejercicio nos obliga a contraer el abdomen sin “ayuda”, y así trabajamos el cuerpo en su totalidad.
3.- Utilizarlas por mucho tiempo, aumenta la presión sanguínea, lo que implica mayor trabajo cardíaco, y podría generar infartos.
4.- En algunas personas con fragilidad capilar, pueden aumentar el daño vascular y reflejarlo en la piel.
5.- Las fajas no ayudan a adelgazar pues el cuerpo no es una plastilina, más bien necesita respirar para poder oxidar, las fajas obstruyen los poros y no dejan respirar al eliminar toxinas y hasta podría formarse la temible celulitis.
6.- Si nadie te lo ha dicho, aunque te lo coloques debajo de la ropa para que “no se note”, pues déjame decirte que si se nota, y no muy bonito.
En resumen: No son milagrosas, ya que esos métodos no existen. Estos elementos son un medio de ayuda, más no imprescindibles para lograr bajar medidas en el abdomen. No olvides que para lograr que la musculatura y elementos de sostén fisiológicos (tendones, ligamentos) sean efectivos, la mejor terapia es el ejercicio dieta, constancia y voluntad.
En el próximo artículo te alcanzaré unos tips para fortalecer y reducir medidas del abdomen.
¡Nos vemos en el gym!
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