Un millón de personas alrededor del mundo viven con linfoma, una proliferación maligna de linfocitos- generalmente dentro de los ganglios linfáticos- y se estima que cada día se detectan más de 1000 nuevos casos.
Un millón de personas alrededor del mundo viven con linfoma, una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario) -generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos- y se estima que cada día se detectan más de 1000 nuevos casos. El incremento de su incidencia merece tener importancia debido a que es una enfermedad potencialmente mortal si es que no se diagnostica y trata a tiempo.
Según el proyecto GLOBOCAN 2012 de la Agencia Internacional para Investigación en Cáncer (IARC), el linfoma es una de las diez neoplasias más frecuentes en todo el mundo, con un rango que varía entre las diversas regiones geográficas (séptimo lugar para América del Norte y octavo para América del Sur).
En el Perú esta neoplasia maligna ocupa el cuarto lugar en frecuencia de cáncer después de las neoplasias de cérvix, mama y estómago, con una incidencia anual de LNH, que ha ido incrementándose en los últimos años. En nuestro país existe una proporción similar entre hombres y mujeres, y un rango de edad de presentación muy amplio.
Existen más de 60 tipos de linfoma, dependiendo del tipo de células inmunes afectadas, clasificándose en grandes grupos: Linfoma Hodgkin (LH), Linfoma No Hodgkin (LNH), de células B y de células T. De los dos grandes grupos de linfomas, el No Hodgkin representa el 85% del total y en un 15% los Linfomas de Hodgkin.
Cada tipo de linfoma requiere diferentes enfoques de diagnóstico, evaluación y tratamiento y las posibilidades de curación dependen cada vez más de la precisión del diagnóstico y del acceso a un tratamiento adaptado al tipo de Linfoma y grupo de riesgo. Sin embargo, muchos pacientes no entienden claramente el tipo de linfoma que les afecta y sin esta comprensión, podrían no ser conscientes de las opciones de tratamiento apropiadas para su tipo específico de cáncer.
Además es importante tener en cuenta algunos de los síntomas más comunes en estos casos. Estos pueden variar dependiendo del tipo de linfoma, de la zona del cuerpo que esté siendo más afectada y de la velocidad de crecimiento que tenga. Las manifestaciones más comunes son: sudores nocturnos abundantes, fiebre y escalofríos intermitentes, picazón, inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas, ingles u otras áreas, pérdida de peso, tos o dificultad para respirar, hinchazón o dolor abdominal, fatiga y anemia.
Por eso debemos de dar importancia a dicha neoplasia, informándonos y teniendo en consideración su incremento en incidencia, los síntomas comunes, obtener un diagnóstico adecuado y el manejo oportuno dependiente del tipo de linfoma.
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