Salgo al parque a caminar y me alegra ver a un grupo de padres con coches de bebés y niños de diferentes edades, cargándolos, haciéndolos reír, consolándolos y hablándoles; es decir: generando el hermoso vínculo padre-hijo/hija.
Actualmente, los padres cada día están más y más involucrados y comprometidos con el cuidado, crianza y educación de sus hijas e hijos. Cada vez más las madres dan paso a sus parejas, los ayudan y apoyan al inicio para que puedan desempeñar no solo el rol de “jugar” con sus hijos sino también de ejercer la paternidad desde todos los puntos. Asimismo, vemos parejas del mismo sexo que tienen hijos y cumplen un rol extraordinario, pero ¿La sociedad que tanto aboga para que el hombre se involucre, colabora con esto? Desde mi punto de vista, ¡la respuesta es NO!
¿A cuántos papás no les ha pasado haber tenido la urgencia de necesitar cambiar a sus hijos y no poder hacerlo por no encontrar cambiadores en sus baños? ¿Qué papá no se ha visto en jaque al momento de acompañar a su hija al baño de mujeres sin ganarse una mala mirada? o ¿Quién no ha leído o escuchado alguna vez sobre “el grupo de mamis” del nido, colegio o actividades extracurriculares, privado y casi sin acceso a los papis? Incongruente, ¿no?
Frente a esto, habría que preguntarse si la falta de participación masculina responde, en parte, al desinterés de los padres, a la poca apertura de las madres para involucrarlos en estas tareas o también a la sociedad que no brinda las facilidades y que sanciona, pero no acciona.
Estas escenas de exclusión son frecuentes entre los padres, ya que muchas veces no se les da lugar al cuidado de sus hijos. Habría que cuestionarnos los esquemas que como sociedad hemos internalizado respecto a los roles de género; como el que dicta que la madre tiene que estar al cuidado incondicional del niño y el padre debe ser quien lleve el dinero al hogar.
En este sentido, algunas recomendaciones serían: Alternarse en tareas sencillas y cotidianas como el momento de la comida, el baño nocturno, la hora del sueño y tareas escolares, entre otras actividades; animarse, en el caso de los papás, a preguntar o a integrarse a los chats escolares para estar al tanto de las actividades de sus hijos; sincerarse en pareja respecto a las dificultades y limitaciones que cada uno tiene con el fin de poder complementarse y apoyarse mutuamente en la tarea de acompañar a los hijos; evitar situaciones de competencia que los haga olvidar que forman parte del mismo equipo y con el mismo objetivo.
Finalmente, con una crianza colaborativa y equitativa los padres les dan la oportunidad a sus hijos de disfrutar de ambos cuidadores. Es importante que los padres acudan a un profesional si las dificultades los sobrepasan.
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