Una investigación descubrió diferencias en el cerebro que parecen explicar por qué algunas personas beben más que otras y por qué algunas se vuelven adictas al alcohol.
El cerebro de la gente que bebe en exceso parece ser particularmente receptivo a los compuestos que provocan la sensación de placer y recompensa tras una bebida, revela un estudio de la universidad de San Francisco, en Estados Unidos.
Para investigarlo, la doctora Jennifer Mitchell y su equipo sometieron a un grupo de 25 individuos, 13 bebedores excesivos y 12 no bebedores, a escáneres cerebrales de tomografías. Las imágenes fueron tomadas antes y después de que ambos grupos de individuos consumieran una bebida alcohólica.
Los resultados mostraron que el consumo de la bebida alcohólica provocaba, tanto en los bebedores como en los no bebedores, la liberación de endorfinas en dos regiones particulares del cerebro: el núcleo accumbens y la corteza orbitofrontal.
Observaron que cuantas más endorfinas se liberaban en el núcleo accumbens, mayor era el sentimiento de placer del individuo, tanto bebedor como no bebedor.
Sin embargo, cuantas más endorfinas se liberaban en la corteza orbitofrontal, mayor era el sentimiento de intoxicación que experimentaban los bebedores excesivos. Pero esto no lo experimentaban los no bebedores.
Según los científicos, esto muestra cómo las endorfinas contribuyen a largo plazo al abuso del alcohol y cómo la liberación de grandes cantidades de endorfinas provoca que la bebida alcohólica sea más placentera, lo cual a su vez contribuye a querer beber más.
"Esto es algo que hemos especulado durante cerca de 30 años, basados en estudios con animales, pero hasta ahora no habíamos podido observarlo en humanos. Y nos ofrece la primera evidencia directa de cómo el alcohol hace a la gente sentirse bien", afirma Mitchell.
El hallazgo, afirman los científicos en la revista Science Translational Medicine (Science, Medicina Traslacional), podría conducir a nuevas herramientas para tratar el abuso de alcohol.
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