Esta técnica crea una comunicación más efectiva entre padres e hijos. Es una habilidad social.
Un adulto que habla con un niño mirándolo a los ojos y se agacha para evitar una imagen de superioridad, está aplicando la escucha activa; una forma de comunicación más efectiva y con beneficios a largo plazo.
¿En qué consiste? “Tiene que ver con una habilidad social para saber establecer relaciones sólidas, estables, profundas con el otro. Eso es lo que es una escucha activa”, explica el psicoterapeuta José Baldeón.
Un ejemplo real. El príncipe William de Inglaterra a menudo practica en público la escucha activa con su hijo George. En opinión del experto, con esta forma de crianza, el monarca asegura que su primogénito llegue a ser un adulto más seguro de sí mismo. “El ponerse en cuclillas, el mirarlo, el jugar, el abrazarlo; ese lenguaje no gestual hace que el niño se sienta bien, y por lo tanto desarrolle una autoestima sana, correcta”.
Vínculo. Se logra una conexión emocional entre padres e hijos, al contrario de lo que resulta con una actitud indiferente y de descalificación. Según Bedón, el no adelantarse a juzgar y ponerse en el lugar del otro también es una práctica que funciona en las parejas. “El que esa relación sea sana, produce especialmente en la relación con los hijos o con la pareja, salud emocional y física”.
La escucha activa se puede aprender y transmitir con el ejemplo. Lograr esta habilidad al comunicar, crea vínculos más sólidos.
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