La diabétes es una de las más costosas para los sistemas sanitarios. Advierten que el número de pacientes podría llegar a los 435 millones en 20 años.
La diabetes se ha convertido en una de
las mayores dolencias del siglo XXI y una de las más costosas para
los sistemas sanitarios, con una cifra de enfermos que, de 285
millones actualmente, podría llegar a los 435 millones en veinte
años si no se adoptan medidas educativas y preventivas.
Con esta advertencia, que incita al mundo a reaccionar a tiempo, se celebrará el próximo día 14 el Día Mundial de la Diabetes, enfermedad que cada año desarrollan 7 millones de personas, que causa la muerte de cuatro millones de diabéticos y que es responsable de que cada 30 segundos una persona pierda una extremidad.
Según los datos más recientes reunidos por los especialistas y organismos vinculados a la lucha contra la diabetes a nivel internacional, también cada 10 segundos una persona contrae esta enfermedad, que es la cuarta más importante por el número de decesos que provoca.
La Federación Internacional de Diabetes (FID) cifra en 376.000 millones de dólares el coste de este mal crónico para la economía mundial en 2010, lo que equivale al 11,6 por ciento del gasto sanitario en todo el mundo.
Con una población de 344 millones en riesgo de desarrollar una diabetes en cualquier momento y una previsión que apunta a que habrá 435 millones de diabéticos en 2030, el cálculo de su coste económico se dispara a 490.000 millones de dólares, según la FID.
La carga financiera de esta enfermedad será más dura de soportar para los enfermos que viven en países de ingresos medios y bajos, donde la mayor parte de los gastos médicos son pagados del bolsillo del enfermo o de su familia.
A ese respecto, la federación cita el caso de América Latina, donde los familiares deben cubrir del 40 al 60 por ciento de los gastos de salud.
Los expertos han puesto igualmente de relieve que el gasto en atender a quienes padecen este mal está distribuido de manera muy desigual, pues se concentra en las personas de entre 50 y 80 años, y más en las mujeres que en los hombres.
Por países, los desequilibrios son más graves, pues mientras Estados Unidos destinará 198.000 millones de dólares el próximo año en atención médica de diabéticos (52,7 por ciento del total mundial), India -el país con el mayor número de enfermos- gastará una suma equivalente a menos del 1 por ciento.
En términos del coste por enfermo, se prevé que el gasto por paciente sea de 7.383 en Estados Unidos, pero de menos de 10 dólares en los países más pobres.
Los síntomas de alerta de la diabetes tipo 1 y 2 pueden ser: necesidad de orinar frecuentemente, sed excesiva, apetito constante, pérdida de peso repentina, cansancio extremo y dificultad de concentración.
Además, se puede tener una sensación de cosquilleo o adormecimiento de las manos y los pies, vómitos y dolor de estómago (en muchos casos se confunde con una gripe), visión borrosa, infecciones frecuentes y curación lenta de las heridas.
Estos síntomas pueden tener distinta intensidad y no siempre se presentan en la diabetes tipo 2, que no depende de una administración de insulina y cuyo aumento se atribuye a factores como el envejecimiento de la población, la creciente urbanización, el cambio de los hábitos alimentarios y una actividad física reducida.
A nivel individual, también pueden influir el sobrepeso, la tensión y el colesterol altos, un historial familiar con diabetes y, hasta cierto punto, el origen étnico.
En cambio, la diabetes tipo 1 está causada por la destrucción de las células del páncreas productoras de insulina, por razones que todavía no se entienden plenamente, aunque se consideran que entran en juego los factores medioambientales, el aumento de la edad de las mujeres cuando dan a luz y, probablemente, algunos aspectos vinculados a la dieta alimentaria.
Como grandes medidas de prevención, la FID recomienda que todas las personas en riesgo de sufrir diabetes sean identificadas mediante chequeos y autoanálisis. Una vez identificadas se les debe medir los niveles de glucosa en plasma para determinar si existe alteración de la glucosa.
Con respecto a lo que cada persona puede hacer, las recomendaciones principales pasan por realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario y caminar con regularidad, medidas tan simples pero que han demostrado que pueden reducir la diabetes tipo 2 entre un 35 y 40 por ciento. EFE
Con esta advertencia, que incita al mundo a reaccionar a tiempo, se celebrará el próximo día 14 el Día Mundial de la Diabetes, enfermedad que cada año desarrollan 7 millones de personas, que causa la muerte de cuatro millones de diabéticos y que es responsable de que cada 30 segundos una persona pierda una extremidad.
Según los datos más recientes reunidos por los especialistas y organismos vinculados a la lucha contra la diabetes a nivel internacional, también cada 10 segundos una persona contrae esta enfermedad, que es la cuarta más importante por el número de decesos que provoca.
La Federación Internacional de Diabetes (FID) cifra en 376.000 millones de dólares el coste de este mal crónico para la economía mundial en 2010, lo que equivale al 11,6 por ciento del gasto sanitario en todo el mundo.
Con una población de 344 millones en riesgo de desarrollar una diabetes en cualquier momento y una previsión que apunta a que habrá 435 millones de diabéticos en 2030, el cálculo de su coste económico se dispara a 490.000 millones de dólares, según la FID.
La carga financiera de esta enfermedad será más dura de soportar para los enfermos que viven en países de ingresos medios y bajos, donde la mayor parte de los gastos médicos son pagados del bolsillo del enfermo o de su familia.
A ese respecto, la federación cita el caso de América Latina, donde los familiares deben cubrir del 40 al 60 por ciento de los gastos de salud.
Los expertos han puesto igualmente de relieve que el gasto en atender a quienes padecen este mal está distribuido de manera muy desigual, pues se concentra en las personas de entre 50 y 80 años, y más en las mujeres que en los hombres.
Por países, los desequilibrios son más graves, pues mientras Estados Unidos destinará 198.000 millones de dólares el próximo año en atención médica de diabéticos (52,7 por ciento del total mundial), India -el país con el mayor número de enfermos- gastará una suma equivalente a menos del 1 por ciento.
En términos del coste por enfermo, se prevé que el gasto por paciente sea de 7.383 en Estados Unidos, pero de menos de 10 dólares en los países más pobres.
Los síntomas de alerta de la diabetes tipo 1 y 2 pueden ser: necesidad de orinar frecuentemente, sed excesiva, apetito constante, pérdida de peso repentina, cansancio extremo y dificultad de concentración.
Además, se puede tener una sensación de cosquilleo o adormecimiento de las manos y los pies, vómitos y dolor de estómago (en muchos casos se confunde con una gripe), visión borrosa, infecciones frecuentes y curación lenta de las heridas.
Estos síntomas pueden tener distinta intensidad y no siempre se presentan en la diabetes tipo 2, que no depende de una administración de insulina y cuyo aumento se atribuye a factores como el envejecimiento de la población, la creciente urbanización, el cambio de los hábitos alimentarios y una actividad física reducida.
A nivel individual, también pueden influir el sobrepeso, la tensión y el colesterol altos, un historial familiar con diabetes y, hasta cierto punto, el origen étnico.
En cambio, la diabetes tipo 1 está causada por la destrucción de las células del páncreas productoras de insulina, por razones que todavía no se entienden plenamente, aunque se consideran que entran en juego los factores medioambientales, el aumento de la edad de las mujeres cuando dan a luz y, probablemente, algunos aspectos vinculados a la dieta alimentaria.
Como grandes medidas de prevención, la FID recomienda que todas las personas en riesgo de sufrir diabetes sean identificadas mediante chequeos y autoanálisis. Una vez identificadas se les debe medir los niveles de glucosa en plasma para determinar si existe alteración de la glucosa.
Con respecto a lo que cada persona puede hacer, las recomendaciones principales pasan por realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario y caminar con regularidad, medidas tan simples pero que han demostrado que pueden reducir la diabetes tipo 2 entre un 35 y 40 por ciento. EFE
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