Tratamiento médico aplicado a un paciente es único e intransferible ya que la dosificación, frecuencia y el tipo de medicamentos se determinan en función al peso, talla, edad y sexo.
Es común que las familias conserven las recetas que le han servido para curar enfermedades de algún miembro del hogar para, tiempo después, volverlas a utilizar cuando otra persona se enferme.
Sin embargo esta costumbre puede ocasionar en el nuevo paciente toxicidad en el organismo y, en casos muy graves, hasta la muerte, advirtió la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid).
“Un mismo síntoma o signo de alerta no es causal de una misma enfermedad. Una persona puede estar con un dolor de cabeza y ser una simple gripe pero otra puede padecer el mismo dolor de cabeza y estar ante un aneurisma que, si no es tratado a tiempo, podría llevarlo a la invalidez o la muerte”, señalan los expertos.
El tratamiento médico aplicado a un paciente es único e intransferible ya que la dosificación, frecuencia y el tipo de medicamentos se determinan en función al peso, talla, edad, sexo y antecedentes farmacológicos del enfermo.
“Tanto los antibióticos, antiinflamatorios, analgésicos y hasta los medicamentos de venta libre, tienen un rango se seguridad. Por ejemplo, si prescribimos una dosis menor no va a ser efecto y si doy más de ese rango puede ser que las reacciones adversas se potencien”, advirtieron.
Los pacientes que padecen enfermedades crónicas como la diabetes, presión alta, asma, entre otras, también deben renovar sus recetas ya que esta afección puede empeorar o mejorar con el tiempo, siendo necesaria una evaluación constante de las condiciones de salud del paciente para definir la dosis y frecuencia de los medicamentos.
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